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Arquitectura | La huella lanzaroteña de un visionario

Realidades y sueños de un arquitecto

Fernando Higueras proyectó el hotel Las Salinas y la casa La Mareta l Ideó obras que no se ejecutaron, como viviendas en el Risco de Famara y en Montaña Bermeja

Fernando Higueras (izquierda) y César Manrique en La Geria en los años sesenta del siglo pasado. fundación fernando higueras

El arquitecto Fernando Higueras (Madrid, 1930-2008) visitó Lanzarote por primera vez a raíz del encargo de una residencia de lujo en 1962. Al año siguiente le encomendaron un plan de ordenación y urbanización en Playa Blanca, en el municipio de Yaiza. En la isla de los volcanes hizo realidad algunos de sus proyectos, entre ellos, el hotel Las Salinas (1973-1977), en Costa Teguise, referente turístico de arquitectura al borde del mar y su obra maestra en la Isla, y la vivienda vacacional del rey Hussein de Jordania, La Mareta (1981-1983), también en Costa Teguise. El monarca nunca se llegó a alojar en La Mareta. La cedió en 1989 al rey Juan Carlos I y este a su vez a Patrimonio Nacional.

Sin embargo, Higueras proyectó otras actuaciones que no se ejecutaron en la Isla debido a lo adelantado de sus planteamientos para la época (los años 70) en algunos casos o, probablemente, porque sus promotores desistieron finalmente de ellas, asegura Lola Botia, profunda conocedora de la obra de Higueras, en cuyo estudio de arquitectura desarrolló su carrera profesional durante 34 años.

Entre las ideas que no se realizaron están la Ciudad de Las Gaviotas, viviendas 'empotradas' con jardines verticales en el Risco de Famara y con vistas al Archipiélago Chinijo, viviendas en Montaña Bermeja, en El Golfo (Yaiza), el Hotel Gran Lujo Dromedario, en Cortijo de Costa Roja, encargo de un danés, y la Casa Wutrich, para un banquero suizo en Playa Blanca, petición que le llegó a través del arquitecto grancanario Pedro Massieu.

Tanto las obras materializadas en Lanzarote como las que no vieron finalmente la luz forman parte del contenido de la exposición Fernando Higueras. Desde el origen (1950-2008),que se puede ver desde el pasado 27 de febrero en el Museo ICO, en Madrid, organizada por la Fundación ICO en colaboración con la Dirección General de Arquitectura, Vivienda y Suelo del Ministerio de Fomento. Botia es la comisaria.

La muestra es un recorrido cronológico y, sobre todo, visual por el conjunto de la obra de Higueras, con maquetas originales de la época, fotografías, planos y audios en los que el arquitecto habla sobre sus edificios y su concepción de la arquitectura. Además, en la planta baja hay una recreación de su estudio en su casa madrileña, el célebre 'rascainfiernos'. Iconoclasta y visionario, Higueras revolucionó la arquitectura en España en la segunda mitad del siglo XX. El arquitecto Óscar Tusquets lo define como "uno de los arquitectos españoles más brillantes del pasado siglo", además de "riguroso y completo" y "artista inconmensurable".También fue pintor, músico y fotógrafo.

Higueras viajó a Lanzarote con el artista César Manrique en 1963. Ambos se habían conocido en Macarrón -la tienda de materiales de Bellas Artes más importante de Madrid en aquel entonces- en torno a 1960.El primer encuentro

A Macarrón "iban ambos a comprar material para pintar. Fernando estaba en el mostrador con unas acuarelas para enmarcar y César se interesó por ellas. Macarrón le dijo que eran de aquel chaval que estaba en un rincón seleccionando material. Ambos se conocían en la distancia, porque Fernando tenía en ese momento 29 años y César 40. César ya tenía en ese momento un recorrido como pintor y Fernando había sido galardonado con la Medalla de Oro de Bellas Artes y bastante publicado en revistas culturales", rememora Botia. Añade que "para Fernando, conocer a César Manrique supuso, principalmente, el inicio de una gran amistad y una colaboración que se prolongaría durante 25 años".

En 1962 Manrique encargó a Higueras su vivienda en Camorritos (en la sierra madrileña) y después recibió el encargo de la Casa Wutrich. "Es entonces cuando Fernando viaja por primera vez a Lanzarote, viaje en el que le acompañaría César. En ese momento, tras recorrer y conocer la isla en profundidad, es cuando deciden preservar su paisaje, algo totalmente innovador en aquella época en que los postulados ecologistas eran prácticamente inexistentes. César y Fernando se influyeron mutuamente en esta consideración del paisaje como algo que debía valorarse y protegerse, lo que llevó a Higueras incluso a renunciar a proyectos millonarios, y a evitar la construcción de otros de los que no era autor, para evitar la destrucción de Lanzarote. Su papel como arquitecto honorífico municipal de varias localidades de la Isla fue algo fundamental para conseguirlo", destaca Botia. Higueras redactó los planes de ordenación de Tías y Yaiza.

Casa Wutrich (1962). Proyecto de Higueras en colaboración con Massieu. "Se trataba de una residencia de gran lujo de espacios para un banquero suizo, situada sobre una punta avanzada sobre el mar. Se accede por un patio trasero y se resuelve en dos plantas diferentes unidas por escalera de caracol. De estructura radial aunque más informal, sirvió luego de partida para el concurso de Montecarlo y de la casa enterrada del constructor Patricio López en el Puerto de Santa María", describe Higueras.

Plan Parcial en Playa Blanca (1963). Es un proyecto de Higueras en colaboración con Antonio Miró. Según Higueras, "se planteó la necesidad de proyectar 1.500 apartamentos, 800 bungalows, 200 viviendas subvencionadas, un hotel de 120 habitaciones y un edificio experimental".

Ciudad de las Gaviotas (1970). En el Risco de Famara, que tiene unos 600 metros de altura, precisa Higueras, "pensamos, también con idea de respetar el paisaje, crear unas bandejas informales y escalonadas, excavadas en el terreno, poco antes de llegar al borde del precipicio, instalando en ellas unos jardines y piscinas hundidos para, desde ellos, abrir unas perforaciones verticales que llegaran hasta la base del risco, a nivel de la playa [...]. Un sistema de ascensores conduciría cómodamente a los habitantes de este conjunto urbano desde los jardines hundidos superiores a los distintos niveles de los rascacielos -más bien rascainfiernos-, subterráneos y abiertos al mar a modo de inmensa colonia de cavernas guanches, en forma de colonias de mejillones empotrados en el risco".

Montaña Bermeja (1970).Playa de arenas negras, en El Golfo (Yaiza), casi inaccesible desde tierra. "Existía la idea de edificar en aquella playa aprovechando sus magníficas condiciones naturales. Entonces pensamos proyectar sin que se notara la presencia de la edificación" y, para ello, Higueras ideó abrir calles hundidas de tres metros,"viviendas y apartamentos con sus patios y jardines hundidos, de tal forma que, al no sobresalir del mar de lava, quedarían protegidos de los vientos y solo desde lo alto de Montaña Bermeja se podrían observar, como a modo de blancas telas extendidas sobre el terreno, las distintas viviendas desde las que se accedería a la playa por las calles empotradas en la lava".

Hotel Gran Lujo Dromedario (1971). Encargo de un danés, que evolucionó en tres proyectos consecutivos de 50, 100 y 250 habitaciones, respectivamente. Se concibió en forma de pueblo lanzaroteño en la zona del volcán Cortijo de Costa Roja, en Playa Blanca y con vistas a Lobos y Fuerteventura. "Por la idiosincrasia muy marcada de la isla", detalla Higueras, "se ha llegado a la idea de hotel pueblo extendido, integrado en el paisaje, en contraposición con los racionales hoteles pastilla tan usados en estos casos. Con esto se ha logrado una escala humana agradable, cálida, a través de una sucesión de plazas alrededor de las cuales se irán organizando todas las funciones, siendo el recorrido de las mismas un continuo camino de sorpresas, variadas perspectivas y rincones acogedores, al igual que en los pueblos primitivos antiguos".

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