"Les damos la bienvenida a este vuelo de Binter con destino La Graciosa", anunció ayer una de las dos azafatas del avión que despegó a las 11.44 horas del aeropuerto César Manrique-Lanzarote con destino a la octava isla canaria. No estaba equivocada. Se trataba de un viaje histórico hacia el mayor de los islotes del Archipiélago Chinijo para celebrar que la compañía bautizaba uno de sus aviones ATR 72-600 con el nombre de La Graciosa. Es el homenaje de la aerolínea a La Graciosa tras el reconocimiento como territorio habitado en la reciente reforma del Estatuto de Autonomía de Canarias y a la vez se daba cumplimiento a la solicitud del Consejo de Gobierno de Canarias que acordó el pasado 21 de enero formular esa petición a Binter para que denominara uno de los aparatos de su flota con el nombre de la isla.

Por ese motivo, la aerolínea sobrevoló en la mañana de este miércoles La Graciosa en un viaje al que fueron invitados un grupo de unos 35 habitantes de esa isla de distintas edades. Entre ellos, los once alumnos de primero, segundo y tercer curso de Primaria del colegio Ignacio Aldecoa, acompañados por su tutor, César González, y la tutora de Pedagogía Terapéutica, Clara Frías.

Entre los pasajeros se encontraban también miembros de la Asociación de Mayores Las Gracioseras, como Piedad Páez, presidenta de ese colectivo, María Elena Toledo, Nieves Toledo, María Nieves Hernández y María Luisa Barrios, entre otros residentes. Junto a ellas estaban Luis Romero y Benjamín Toledo.

"Este vuelo es muy bonito. Estamos muy ilusionados. La Graciosa la vemos desde el avión solo cuando hay viento del sur y el piloto cambia la ruta para aterrizar en el aeropuerto de Lanzarote desde tierra hacia el mar. Ahora que nos han reconocido como octava isla nos deberían mimar más", reclamó Luis.

"Si La Graciosa está hasta en el Himno de Canarias, ¿por qué no iba a haber un avión con el nombre de la isla?", se preguntaron Piedad y sus compañeras. Recordaron que cuando la concejala delegada del Ayuntamiento de Teguise para La Graciosa, Alicia Páez, también en el avión, les comentó la iniciativa, "se nos vino la bilirrubina por las piernas para arriba de lo contenta que nos pusimos".

A excepción del aterrizaje porque en La Graciosa no hay aeropuerto, la facturación y el embarque se realizaron como cualquier otro vuelo, por lo que los viajeros tuvieron que pasar por el mostrador de Binter, donde se les entregó la tarjeta de embarque tras presentar su DNI.

El código de este vuelo simbólico fue NT7001. En uno de los mostradores de Binter y en las pantallas de información sobre la salida del vuelo en la terminal T2 del aeropuerto se podía leer La Graciosa.

A los seis minutos de la travesía, que duró media hora, el piloto se dirigió a los pasajeros, unos setenta en total, y les informó de que en breve dejaría atrás Lanzarote para dirigirse a La Graciosa y sobrevolar Caleta de Sebo, Montaña Amarilla, la playa de Las Conchas, Montaña Bermeja y Pedro Barba antes de regresar a Lanzarote y bordear su costa oeste. El pasaje se preparó para inmortalizar con sus móviles La Graciosa desde el aire y dirigió sus cámaras hacia las ventanillas de la parte derecha del avión.

"¡Qué bonita es mi islita desde arriba"!, exclamó una graciosera en medio de uno de los sobresaltos provocados por la inestabilidad en el exterior. "Ha habido marejada", bromeaban Luis Romero, de Líneas Marítimas Romero, y el marinero jubilado Benjamín Toledo.

El presidente y vicepresidente de Binter, Pedro Agustín del Castillo y Rodolfo Núñez, respectivamente, el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, el presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, el alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, y el presidente de la Cámara de Comercio de Lanzarote, José Torres, también estaban a bordo.

"Un viaje bien coordinado"

Del Castillo destacó la importancia del servicio aéreo que Binter lleva treinta años ofreciendo en Canarias y recordó que la compañía se ha involucrado en el desarrollo de las Islas "de forma directa, mejorando su conectividad tanto interior como exterior y preservando la calidad en la atención al pasajero, y de forma indirecta, mediante el respaldo a iniciativas públicas y privadas a través de una amplia política de Responsabilidad Social Corporativa".

Recordó que la aerolínea también ofrece la posibilidad de viajar a La Graciosa, a pesar de no poder volar a la Isla. "Ofrecemos a nuestros pasajeros un paquete combinado de vuelo, transporte en guagua hasta Órzola y billete de barco con dos frecuencias diarias para que lleguen a La Graciosa con la comodidad de un viaje bien coordinado", señaló.

Por su parte, Clavijo resaltó que "una empresa canaria, de empresarios netamente canarios haya hecho el esfuerzo, sumándose al reconocimiento de nuestra octava isla". Asimismo, trasladó la felicitación a la compañía y a las instituciones de Lanzarote que junto al Gobierno "hemos demostrado, una vez más, que cuando trabajamos juntos al final las cosas salen bien, y este es un ejemplo claro de éxito".

San Ginés considera que el reconocimiento de La Graciosa como octava isla "no tendría mucho sentido si no se sustancia con acciones públicas, civiles o empresariales". Como ejemplos citó la construcción del saneamiento en Caleta de Sebo por parte del Ejecutivo regional, la cesión del Cabildo de vehículos para personas con movilidad reducida y el avión 'La Graciosa' de Binter, que regaló a los pasajeros un detalle de un gorro graciosero hecho por artesanas de la isla.

La Graciosa y La Palma son las únicas islas que dan nombre a aviones de la aerolínea.