Cien años no son nada. Al menos para lo que representa el mensaje que el artista César Manrique transmitió sobre la conservación natural del planeta. "Ante el exterminio suicida de nuestro planeta, la intervención de los artistas en defensa de la conservación del medio se convierte en una cuestión urgente, de máxima responsabilidad, ya que es hora de traspasar las fronteras y ampliar los ambiguos límites del arte", escribía en 1985. Unas palabras que tres décadas después bien podrían encabezar las portadas de los medios de comunicación actuales.

"César tiene un mensaje muy potente, transportable a muchos lugares donde se está produciendo un desarrollismo turístico y su ejemplo es algo que se puede seguir difundiendo y que es bueno para la conservación de la naturaleza", la profesora de la Universidad Complutense de Madrid y autora de la primera tesis doctoral sobre César Manrique insiste en que su mensaje está de plena actualidad en un momento en el que surgen movimientos para luchar contra la destrucción del planeta.

Aunque César emprendió una guerra sin cuartel contra la destrucción y la especulación del territorio de Lanzarote desde finales de la década de los años 70 del pasado siglo, la degradación del planeta se ha acentuado. "Es un problema generalizado. Y esa esencia, esa figura de César que sabe transmitir los conceptos artísticos identificándolos con la naturaleza , plasmarlos en todo nuestro hábitat, me parece sumamente necesario para cualquier espacio de la tierra. El mensaje de César ha ganado en actualidad", recalca Izquierdo.

"El legado de César sigue teniendo una vigencia extraordinaria y exportable. Era un adelantado a su tiempo', añade Lola Botia, mujer del arquitecto Fernando Higueras (1930-2008), considerado uno de los grandes colaboradores de Manrique. De hecho el artista lanzaroteño participó en la decoración del hotel Las Salinas o la residencia La Mareta, edificios con el sello de Higueras.

Botia recuerda que cuando Higueras llegó por primera vez a la isla se queda fascinado con el paisaje "y empiezan una labor de protección, de un desarrollo controlado de la isla. Es ahí cuando surge el tándem Higueras-Manrique", indica Botia.

"Hasta ahora el hombre ha dominado torpemente a la naturaleza, violentándola, sin embargo, las consecuencias de este abuso irracional ya no pueden prolongarse, por estar en juego la supervivencia de la especie", leía Manrique en el discurso de inauguración del Congreso Internacional de Prensa y Medio Ambiente celebrado en Lanzarote en 1989.

"Creo que debe tener una visión más cosmopolita, sacarlo de la zona de confort de Lanzarote para darle una visión internacional. Hay que hacer un trabajo en ese sentido, evidentemente seguir perpetuando su mensaje y manteniendo y conservando su legado, indica Izquierdo.

La doctora en Historia del Arte insiste en que los conceptos de César se pueden seguir expandiendo a otros lugares. "No es simplemente llevar un mensaje sino trasladarlo a la realidad. Ahora mismo hay que entenderlo como lo que era, un gran artista que supo llevar un mensaje ecologista y supo traducirlo a hechos en clave turística. Lanzarote es el reflejo de esa idea. Y nuestro objetivo es seguir conservando y transmitiendo sus ideas".