El filósofo y pensador vasco Fernando Savater inauguró en la tarde de ayer en la sede de la Fundación César Manrique (FCM), en Tahíche, con su conferencia Regresando del progreso el ciclo de ponencias magistrales Pensar los límites de nuestro tiempo, el cual forma parte del programa de actividades culturales que ha preparado esa institución para conmemorar el centenario del nacimiento del artista. "Hay pocos casos como el de César Manrique, de haberse convertido en un maestro que enseña a mirar el paisaje y deja que las realidades de la naturaleza hablen y las reinterpreta de forma artística", destacó al inicio de su intervención.

Savater abordó ante el público, que llenó la sala, la noción de progreso desde los tiempos decimonónicos cuando ese concepto se consideraba como portador de una nueva fe y una esperanza casi religiosa, antes de volverse más sombrío, adquirir un carácter amenazador en el siglo XX y un significado positivo, aunque mucho más moderado y cauteloso en la actualidad.

En este último contexto, el colaborador del diario El País y director de la revista Claves de Razón Práctica, afirmó que, "en principio, nadie quiere regresar del progreso porque ello supone regresar a la ausencia de cuidados médicos o de comodidades", pero advirtió de que "el progreso no va a resolver las cosas automáticamente, pues no es un piloto automático". Añadió que "no hay que fiarse de que el tiempo va a resolver las cosas. El tiempo será positivo si nosotros lo empleamos para resolverlas. No porque sea tiempo y porque pase se van a resolver". En ese sentido, precisó que "hasta las mejores cosas tienen reversiones sobre el progreso" y que "la gracia de la democracia es que podemos hablar de sus defectos, mientras que otros regímenes no pueden hablar de los suyos".

Esta misma semana ha trascendido que Savater cierra la candidatura de Ciudadanos que presenta ese partido a las elecciones del Parlamento Europeo del próximo 26 de mayo y que encabeza el responsable de Economía y Empleo de la formación naranja, Luis Garicano.

El filósofo reconoció que "es indudable de que en ciertos casos hay un progreso, pero en otros no sabríamos decir". Así, calificó como "progreso indudable en el terreno político", la Seguridad Social, "una revolución", como definió esa prestación pública. "El hecho de que entre dentro de una responsabilidad de todos nosotros el que tengamos que ocuparnos de un enfermo, es una responsabilidad positiva, sin duda", subrayó.

Otro de los avances políticos y sociales a los que se refirió fue el que "todo el mundo no sea mujer u hombre sino ciudadano, incomparable con lo que se hacía antes", y "el antiracismo".

Información y conocimiento

Por otro lado, afirmó que "la información hoy en día es un magma y no podemos distinguir entre las falsas, las verdaderas, las atroces ni las necesarias, por lo que el verdadero objetivo de la educación es saber orientarnos en ese magma". Ahora bien, aclaró que "tener información no significa tener conocimiento", ya que la primera no sustituye a la segunda. Más allá del conocimiento, continuó, "está la sabiduría, consideraba antes sabiduría de la vida, la de los personajes que tenían experiencia y una forma de vida que se envidiaba, no porque tuvieran cosas. A diferencia de hoy, que envidiamos a alguien por su cuenta corriente, el poder o influencia".