Tres supuestos patrones de una patera que arribó a las costas de Lanzarote con 31 kilogramos de hachís en la madrugada del 19 de junio de 2018 se acusaron entre ellos durante el juicio del caso celebrado ayer.

Los acusados, Rachid Moumin, Otmane Biad y Mohamade Kman, nacidos en Marruecos, reconocieron ante la jueza Pilar Parejo de la Sección Segunda que arribaron a las costas de Lanzarote con el fin de "buscarse la vida" y negaron que fuesen los patrones de la embarcación en la que llegaron. Asimismo, los hombres se acusaban entre ellos de ser los jefes de la patera y dueños de la droga que venía en ella.

Rachid Moumin declaró ayer que solo era un ocupante más de la embarcación y admitió que llegó a tocar el motor pero "para echarles una mano a los patrones" porque tenían problemas con la máquina. "Los dos acusados son los jefes, yo no", aseguró Moumin, una frase que fue utilizada por los otros tres encausados. Además, relató que lo "obligaron a callar" cuando la Guardia Civil los detuvo. En cuanto a la droga, indicó que la tenían los patrones en el lado del motor.

Por su parte Otmane Biad, declaró que no dirigió la embarcación y aseguró que los demás procesados le acusan porque tienen "enemistad" con él, ya que destacó que se robaban sus bienes entre ellos mientras estaban en el recinto penitenciario.

El investigado aceptó que llegó a tener "en sus manos" el Sistema de Posicionamiento Global (GPS), pero que no tenía idea de como utilizarlo. Con respecto a los fardos de hachís, afirmó que pensó en todo momento que era comida, "hasta que la Guardia Civil" encontró la droga.

Mohamade Kman tampoco reconoció ser el patrón de la embarcación y manifestó que lo golpearon y obligaron a subir a la patera. "Me tuvieron cuatro días amarrado", aseguró. También señaló a los otros acusados como los jefes de la barcaza y apuntó a Otmane como el encargado de tirar la droga al mar una vez que la Guardia Civil los interceptara a unas 10 o 12 millas de las costas de Lanzarote. Sin embargo reculó y aseguró que le vio tirar algo pero que no llegó a ver que era. "No agarré el GPS, ni vi nada porque estuve mareado y vomitando durante todo el viaje", recalcó el encausado.

Los tres procesados estuvieron de acuerdo en que al menos un menor de edad viajó con ellos en la patera. Por su parte, Otmane fue más allá e identificó al menor como su primo.

Testigos protegidos

Tres testigos protegidos señalaron a los investigados como jefes de la embarcación. Uno de ellos que compareció ayer a través de una videollamada, resaltó que pagó el dinero de la travesía a Mohamade y explicó que dentro de la barcaza no había chalecos salvavidas, por lo que durante los cuatro días que duró el viaje "temió" por su vida.

Con respecto a los 31 kilogramos de hachís aseguró que no sabía que estaban dentro de la embarcación, pero que fue Otmane quien llevó la droga a la patera, Mohamade era el patrón y Rachid el que dirigía el motor, pero que también se intercambiaban los turnos entre ellos. Asimismo, reconoció que entre todos los ocupantes cargaron la barca "por orden de ellos".

Otras dos personas que también se encuentran en calidad de testigos protegidos manifestaron mediante una prueba preconstituida que los acusados eran los patrones de la barcaza. Además, uno de ellos explicó que colaboró con la investigación ya que le ofrecieron contrato de trabajo y residencia en el país.

Por esto, el Ministerio Fiscal requirió una condena de 12 años y cinco meses de prisión para cada uno de ellos. Ocho años por el delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y cuatro años y cinco meses por un delito contra la salud pública en su modalidad de sustancias que no causan grave daño a la salud.

De igual forma, solicitó que se les imponga una multa de 102.394 euros con responsabilidad personal subsidiaria de tres meses de prisión en caso del impago de la multa. Todo esto después de que la fiscal enfatizara que "tenemos pruebas que los incriminan como patrones de la embarcación y transportadores de la droga".

Por su parte, los tres letrados defensores de cada uno de los procesados pidieron la libre absolución para sus clientes ya que aseguraron que no existen pruebas y que los testigos protegidos han declarado en contra de sus defendidos porque les ofrecieron residencia en España.

Otman Biad utilizó su derecho a la última palabra para admitir que entró de forma ilegal al país "pero no para delinquir", Mohamade Kman expresó que llegó a España con intención de ayudar a su madre que ya falleció y Rachid Moumin indicó: "Vine a buscarme la vida porque mi madre está enferma". El juicio quedó visto para sentencia.