Los 'visitantes' indeseados en La Graciosa llegan de diversas partes del mundo y lo hacen para quedarse si nadie pone remedio. Ninguno ha sido invitado a este paraíso canario. Arriban arrastrados por las corrientes marinas un día sí y otro también desde países cercanos y lejanos tras su travesía oceánica. El viento, las tormentas, vertidos de basuras en tierra que deposita el ser humano en zonas no permitidas para ello, en vez de acudir a los recipientes adecuados, y también el uso del mar por desaprensivos como un vertedero son algunos de los causantes de la llegada de residuos a La Graciosa.

Una tapa de un váter, fluorescentes, maderas, cuerdas y plásticos de enormes dimensiones son algunos de los muchos objetos que han retirado desde la pasada semana de distintos puntos del litoral graciosero los voluntarios de la Península y Canarias que participan en la Campaña Chinijo, una de las actividades de voluntariado con mayor trayectoria de WWF que se desarrolla en el mayor de los islotes del Archipiélago Chinijo y se enmarca en el Plan de Voluntariado del Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN).

Medio centenar de inscritos participarán hasta septiembre en esta iniciativa con actividades como la limpieza de playas y el estudio y divulgación de los valores naturales del Archipiélago Chinijo para contribuir a su preservación. Se trata del espacio protegido marítimo-terrestre más importante de Canarias por su diversidad biológica y geológica y por su importancia paisajística, resalta WWF.

Su medio marino alberga la mayor biodiversidad de Canarias y el terrestre, el cuarto enclave de flora más importante de Europa, además de las poblaciones más importantes de aves marinas del archipiélago canario. Asimismo, es uno de los últimos refugios de las especies más amenazadas de rapaces de las Islas. Sin embargo, las amenazas no cesan.

La contaminación marina, la sobrepesca, el furtivismo, las excursiones incontroladas y las carencias de unas normas de conservación consensuadas y un órgano de gestión participativo, ponen en peligro la continuidad de su frágil equilibrio natural, advierte la organización conservacionista. Prueba de ello es que en los últimos años ha dejado de reproducirse el guincho o águila pescadora. El Parque Natural del Archipiélago Chinijo albergaba la mitad de la población canaria de esta especie que está en proceso de ser declarada en peligro de extinción.

Sensibilización

Además de las labores de retirada de plásticos, una de las mayores amenazas de contaminación, y otros objetos de la costa, los voluntarios llevan a cabo sensibilización medioambiental y evaluación del estado de conservación de los recursos naturales.

WWF ha recogido en los últimos veinte años en La Graciosa unas treinta toneladas de plástico e informado de sus riesgos.

De ahí, que cada vez más las acciones de limpieza de WWF se centren en las playas de la isla más septentrional del archipiélago canario.

Lejos de disminuir, la presencia de restos de plásticos se mantiene en términos parecidos a ediciones anteriores de la Campaña Chinijo, aseguró ayer el técnico de proyectos de WWF, Alexis Rivera. La zona situada al norte de la octava isla canaria, como Playa del Ámbar, también conocida como Playa Lambra, es la más afectada, "aunque acudimos a todas las playas de La Graciosa", manifestó Rivera.

Un estudio en el que participaron once investigadores de las universidades de Alcalá de Henares y Autónoma de Madrid publicado en el número del pasado mes de junio de la revista especializada Marine Pollution Bulletin, reveló que los plásticos de los que proceden las pequeñas partículas que se encontraron sobre la arena y las rocas de Playa del Ámbar pueden haber estado hasta tres décadas flotando en el mar antes de quedar reducidos a fragmentos de escasos milímetros, tal y como apuntan su decoloración y composición química.