El barrio capitalino de Valterra se levantó ayer con la peor de las noticias: el fallecimiento del niño de dos años que en la mañana del pasado jueves se precipitó por el balcón de la vivienda en la que residía, un tercer piso, con sus padres y, al menos, dos hermanos más en la calle Ingeniero Paz Peraza. Como consecuencia de la caída el menor entró en parada cardiorespiratoria y sufrió múltiples traumatismos que le impidieron sobrevivir. Fue evacuado en estado crítico en la tarde del jueves en un helicóptero medicalizado hasta el Hospital Materno Infantil, en Las Palmas de Gran Canaria, donde murió. Previamente, estuvo ingresado en el Doctor José Molina Orosa, en Arrecife

Los familiares están "destrozados", aseguraron sus allegados. Su padre, José Carlos Garrido, es miembro de una conocida familia de Arrecife y uno de sus hermanos tiene un negocio de motos en la capital. Su madre es de la Península. El progenitor y una tía del niño, según un vecino, se trasladaron a Gran Canaria el mismo jueves y la madre conoció el faltal desenlace este viernes en Lanzarote. "Está muy mal. Tuvo que ser atendida de una crisis de ansiedad", dijo un allegado.

La consternación se ha apoderado de Valterra. El pequeño, mellizo de una niña y hermano de otro hijo de la pareja, también menor de edad y estudiante de Primaria, cayó de forma accidental sobre la acera. Varios testigos afirman que se encontraba con su madre en la casa y que por un descuido en la terraza se precipitó por el balcón. La Policía Nacional de Arrecife continúa con las pesquisas para averiguar lo que ocurrió. Por ahora, no ha detenido a ninguna persona relacionada con los hechos.

Fuentes de un negocio cercano indicaron que "el vecino del piso inferior avisó a la madre de que su niño se había caído".

"Medio barrio llamó al 112"

Antonio Ortega se encontraba el pasado jueves limpiando los cristales de su vivienda, situada cerca del suceso, cuando de repente vio desde la esquina de la acera de enfrente "a un trabajador de la pescadería que gritaba '¡oye!', ¡oye!', como si estuviera alertando de algo, y a una mujer que se echó la mano a la boca preocupada". Antonio pensó que "había habido una trifulca en la calle".

Al salir de su casa se encontró con el chiquillo tirado en el suelo. "Ya había una señora con él. Respiraba y estaba inconsciente y descalzo. La ambulancia tardó más de diez minutos en llegar. Medio barrio llamó al 112 para que viniera. Cuando llegaron los sanitarios y el médico intentaron reanimar al niño, que ni lloraba.Un coche de la Policía Local de Arrecife fue abriendo paso a la ambulancia hasta el hospital", relató Antonio afectado por la tragedia. Su hijo acude al mismo colegio que uno de los menores de la pareja.

A pesar del duro golpe, "no había ni una gota de sangre sobre la acera", aseveró Antonio. Añadió que "al ver que su hijo aún respiraba cuando estaba tendido en el suelo, la madre tenía esperanza de que se salvara, pero por desgracia no ha sido así".

Puri Fuentes se encontró con el suceso al regresar a su domicilio, contiguo al del niño, tras hacer unos recados. "La policía todavía estaba aquí. No había restos de sangre", corroboró.

Otro residente en el barrio, Blas Cabrera, aseveró que "si a lo mejor hubiera tirado sangre, igual se hubiera salvado, pero nunca se sabe en estos casos".

"Lo que ha ocurrido te destroza el alma por completo.Una persona me dijo que vio al niño tumbadito en el suelo", manifestó Manuel Arrocha.

Soly Quevedo, de Dulcería Soly, indicó que "el barrio se ha levantado impactado. Desde primera hora de la mañana nos enteramos del fallecimiento. ¡Qué tristeza!", lamentó la mujer en su establecimiento.

La vida no ha sido fácil para los progenitores del menor fallecido, que han tenido problemas de vivienda, incluso cuando los mellizos no habían nacido.

En mayo de 2017 José Carlos Garrido no dudó en 'plantarse delante del Ayuntamiento de Arrecife, donde otra vecina pendiente de desahucio pedía ayuda, para dar a conocer su "situación extrema" y solicitar la mediación del consistorio para conseguir un alquiler social, tal y como recogió entonces el digital lavozdelanzarote.com.

Explicó que residía en una casa de la que querían desalojarlo y que estaba sin agua ni luz. Reclamaba una solución a su problema y decía que ha querido "negociar con el banco para hacer el alquiler social, pero dijeron que no era procedente".

Su mujer estaba embarazada de los mellizos y tenía otros dos hijos menores de edad. Contó que tenía un "contrato verbal" con la dueña del piso, inmueble que luego descubrió había pasado a un banco y pesaba una orden de desahucio sobre él. "Era una conocida y me fié de ella", señaló. Había conseguido parar el desahucio en dos ocasiones, contó hace un par de años.