Homicidio, maltrato habitual, al menos dos delitos de lesiones en el ámbito familiar, profanación de cadáver y simulación de delito son los cargos que deberá afrontar delante de un jurado popular, el ingeniero madrileño, Raúl Díaz, por la muerte de la que fue su mujer, Romina Celeste Núñez. La Fiscalía Provincial de Las Palmas considera que existen indicios suficientes para acusar a Raúl Díaz de homicidio, por más que haya mantenido la versión de que se encontró muerta a su mujer al regresar a casa en la madrugada del pasado uno de enero tras haber consumido drogas.

La joven paraguaya de 28 años perdía la vida en fecha no determinada pero en todo caso, según las investigaciones de la Guardia Civil, entre las 16.06 horas del 31 de diciembre de 2018 y las 05.00 horas del uno de enero de 2019 en su casa de Costa Teguise. Aunque no se han determinado las causas de su muerte, sí está constatado por las declaraciones del propio acusado que quemó el cadáver en una barbacoa en la terraza de su vivienda de la localidad Costa Teguise y que posteriormente lo arrojó al mar.

En el escrito de acusación, la fiscalía sostiene que Raúl Díaz "dio muerte de manera voluntaria a su esposa, sin que se hayan determinado los mecanismos de causación". Además, añade que el acusado "quemó y desmembró el cuerpo de la víctima en el interior de la vivienda, valiéndose para ello, además de otras herramientas pendientes de determinar en este punto de la investigación, de una barbacoa".

La fiscalía indica que Díaz "introdujo en bolsas los restos del cuerpo de Romina, metió las bolsas en el interior del maletero del vehículo que había alquilado a tal efecto y arrojó al mar el contenido de las bolsas de forma que tan solo apareció el 5 de enero de 2019 un pulmón de la víctima".

Fueron los vigilantes de la playa de Las Cucharas de Costa Teguise las que avisaron a la Guardia Civil de que se habían encontrado en la arena un resto orgánico que podría ser de la víctima, tras enterarse por la prensa de que Raúl había arrojado el cuerpo de Romina el mar. La fortuna hizo que la Policía Judicial encontrara los restos en el mismo contenedor donde había sido depositado por los socorristas hacía varios días al pensar en un principio que podría ser de origen animal. Un estudio de ADN corroboró que ese trozo de pulmón correspondía a la víctima.

El Juzgado número 1 de Arrecife ha dado por terminada la primera fase de la instrucción de la causa, al dictar un auto en el que dispone que comience a prepararse un futuro juicio ante Jurado popular, al apreciar la existencia de un delito de su competencia (homicidio).

La fiscalía señala en su escrito de acusación que el 8 de enero de 2019, Raúl Díaz se personó en el puesto de la Guardia Civil de Costa Teguise para presentar una denuncia por la desaparición de su mujer "dando lugar a la incoacción de un procedimiento judicial pese a conocer perfectamente que no había existido tal desaparición, sino que él había dado muerte previamente a su pareja sentimental".

Díaz acudía a la Guardia Civil a interponer la denuncia después de que la familia de su mujer preguntaba insistentemente por ella, acción esta última en la que se basa la acusación de denuncia falsa que le imputa.

A Raúl Díaz, que se encuentra en prisión provisional desde el 13 de enero de 2019 cuando fue detenido por la Guardia Civil, se le acusa también de un delito de maltrato habitual y de al menos dos delitos de lesiones en el ámbito familiar. Está constatado que Romina fue atendida por los servicios sanitarios los días 8 de agosto y 21 de octubre tras haber sido agredida por su marido. De hecho, los últimos mensajes enviados por Romina a una amiga relataba el sufrimiento que estaba atravesando por los continuos malos tratos que recibía. De igual forma, el 29 de diciembre del pasado año se presentó en el servicios de urgencia del hospital José Molina Orosa para ser atendida por otra posible paliza. Sin embargo, ningún médico llegó a verla, porque Raúl se presentó en el centro sanitario y se la llevó antes de que eso ocurriera. Cuarenta y ocho horas más tarde, perdió la vida.

En los días posteriores a la desparición del cadáver, Raúl Díaz se esforzó por limpiar toda su vivienda para eliminar cualquier vestigio de los hechos cometidos en su interior. No obstante, las pesquisas realizadas en el interior de la vivienda por el Equipo Central de Inspección Ocular de Criminalística y por los perros especializados en la búsqueda y localización de restos cadavéricos del Servicio Cinológico de la Guardia Civil detectaron que el acusado se esforzó en limpiar las baldosas del patio con sosa cáustica (un producto utilizado para eliminar manchas extra resistentes) y en pintar algunas de las paredes.

En su declaración ante el juzgado y la Guardia Civil, Díaz sostiene que se encontró a su mujer ya fallecida en el baño de su casa. Raúl Díaz aseguró que se había ido de su vivienda después de discutir con su mujer después de que ella le reclamase dinero para traer a España a su hijo pequeño (fruto de otra relación) que se encontraba residiendo con sus padres en Paraguay.

En la reconstrucción de los hechos, Raúl Díaz llevó a la comisión judicial hasta el litoral de Los Ancones y El Golfo, lugares en los que dijo que se deshizo del cadáver y la barbacoa. Sin embargo, a pesar de las batidas de los buzos de los GEAS de la Guardia Civil no se localizó ningún rastro, a excepción del resto del pulmón encontrado por los socorristas de la playa de Las Cucharas, situada a menos de un kilómetro de Los Ancones.

En esa misma reconstrucción aseguró que tiró la ropa de su mujer en un contenedor de basura de Los Lirios en el pueblo de Tías, aunque tampoco fue localizada en la investigación.