La artista lanzaroteña Cintia Machín Morín (Yaiza, 1995) lleva las Salinas de Janubio en la retina desde la cuna. La joven, que estudió el Grado en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, tiene sus raíces en el pequeño caserío de La Hoya, donde continúa residiendo. Las primeras viviendas las construyeron en el siglo XIX los trabajadores de las Salinas de Janubio, las de mayor extensión de Canarias, con una superficie de 440.000 metros cuadrados. Están consideradas el mayor referente y emblema cultural de la sal en el Archipiélago, además de uno de los ingenios salineros más importantes del mundo.

En Janubio trabajó el poeta popular de Las Breñas Víctor Fernández Gopar (1844-1920), que ahora 'regresa' a las salinas de manos de Cintia. Ella, cuyo taller está ubicado a muy pocos metros de ese inmenso jardín de sal, es la autora de la escultura que le ha encargado el Ayuntamiento de Yaiza para conmemorar el centenario del fallecimiento de El Salinero, el nombre por el que se conoce al autor de las coplas cuya obra ha impregnado no solo el folclore conejero sino también del resto de Canarias.

El Salinero, de familia humilde, primero fue pastor antes de ganarse el jornal en Janubio, donde llegó a convertirse en encargado de las salinas, y tuvo la ingeniosa idea de aumentar la impermeabilidad de los tajos y cocederos para evitar que el agua se perdiera, con la mezcla de salmuera y arcilla.

Su capacidad de improvisación y de hablar en verso, a pesar de que aprendió a leer y escribir de mayor, es lo que le dio popularidad. Sus coplas, de profunda sabiduría crítica y a las que no les falta la satírica, fueron transmitidas de boca en boca y se recitaban en el trabajo, los espacios públicos de reunión como las plazas y en las parrandas de las fiestas. Hasta Cintia se ha encargado de ponerle voz a las coplas de El Salinero en la Parranda Janubio, a la que perteneció. El contexto en el que ha trabajado Cintia para hacer su obra de El Salinero "no ha podido ser mejor", tal y como reconoce esta artista del municipio de Yaiza. "Me he criado en las salinas", remarca. Esa industria elabora sal desde 1895.

Fotografías de El Salinero no existen. "Ese ha sido el gran reto, además de una gran responsabilidad por lo importante del proyecto y la expectativa que existe sobre el mismo. Más difícil no me lo pudo poner el Ayuntamiento de Yaiza porque no hay ningún tipo de documentación visual sobre el físico de El Salinero. Sin embargo, he aceptado con mucho orgullo este encargo y estoy feliz de que se haya hecho realidad. Nunca pude imaginar que acabaría haciendo la imagen de Víctor, que no se había hecho antes. Es un sueño", admite Cintia.

Ante la ausencia de imágenes hasta el día de hoy, como punto de partida para realizar su escultura Cintia recabó datos de la fisonomía de descendientes de Fernández Gopar y se leyó el libro de sus coplas. En una de ellas el propio salinero de Las Breñas describe algunos de sus rasgos físicos: "Si alguien por conocerme/tuviere empeño,/ pregunten por un viejo/feo y pequeño./ Pobre que representa/ poca importancia,/ desacertado en todo/ por ignorancia. Cintia ha reproducido esos versos en el montón de sal que acompaña a El Salinero, al igual que la portada de la libreta de 1912 donde se escribieron las coplas.

La escultora visitó en La Degollada a la nieta de El Salinero, Dolores Fernández (no llegó a conocer a su abuelo), detalla Cintia, quien le facilitó una fotografía de su padre, Cristóbal Fernández, hijo de El Salinero. También tuvo como referente a uno de sus tataranietos, Francisco Miguel Melián.

"Con todos los datos recabados hice un estudio facial y corporal, también de Dolores, y saqué los rasgos comunes entre todos ellos para ser fiel a la fisonomía familiar, que se repite de generación en generación. Así fue cómo saqué la cara, la fisonomía y la anatomía de Víctor", explica Cintia.

También indagó sobre las sencillas vestimentas de la época y el trabajo entonces en las salinas, junto con las herramientas que se utilizaban. Así, por ejemplo, a modo de cinturón para sujetar el pantalón, "usaban una cuerda, las camisas estaban arrugadas, escarchadas de la sal, puesto que a lo mejor solo podían lavarse la ropa del trabajo una vez a la semana y estaban descalzos porque no todo el mundo tenía el privilegio de tener zapatos". También investigó sobre los sombreros de principios del siglo XX, con el que remata la figura de El Salinero.

Un armazón de hierro soldado es el origen de la escultura y luego modela con palillos a mano el barro de ese 'esqueleto'. Cuando la figura está definida hasta el punto que quiere la artista, la registra con escayola para hacer el molde en negativo y luego la reproduce en positivo, en resina de poliéster. Desde la peana hasta el sombrero, la escultura mide 2,40 metros de altura.

Inauguración en Las Breñas

La obra que ha hecho Cintia se instalará en la plaza de Las Breñas, que lleva el nombre de Víctor Fernández Gopar El Salinero, denominación también del teatro insular de Lanzarote, con sede en Arrecife.

Desde Las Breñas el poeta popular volverá a mirar a las Salinas de Janubio y al horizonte. Se descubrirá el próximo 22 de febrero, a las 12.00 horas, justo un día antes del centenario del fallecimiento de El Salinero, con motivo del homenaje que le rendirá el Ayuntamiento de Yaiza en un acto en el que se le nombrará concejal honorífico de la institución sureña, ha informado el consistorio.

Cintia es autora a su vez de la escultura homenaje a la escuela de lucha canaria de Playa Blanca, inaugurada en 2018, al igual que la estatua de Cristóbal Colón en la isla de La Gomera.