La última vez que el exprimer ministro británico David Cameron se dejó ver en Lanzarote fue en marzo de 2016 durante sus vacaciones familiares en la Semana Santa de aquel año, tan solo tres meses antes de celebrarse el referéndum que, sin nadie pedírselo, él mismo impulsó y que el pasado viernes se materializó con la salida del Reino Unido de la Unión Europea (EU) después de 47 años, un divorcio que se conoce como brexit.

Era la segunda vez que Cameron visitaba la Isla tras hacerlo dos años antes. Entre baños de sol y mar y paseos por el sur de Lanzarote -en 2016 se hospedó en el hotel de cinco estrellas Gran Castillo, en la localidad turística de Playa Blanca (Yaiza)- quizá lo menos que se imaginaba era que la mayoría de británicos votara no a la permanencia en la UE y la división de la población británica a raíz de ese resultado.

En su libro de memorias For the record ( Para que conste), publicado en 2019, reconoce que no quería marcharse de la UE y que si convocó el referéndum, decisión que admite no se tomó a la ligera, lo hizo para conseguir ciertas reformas que necesitaba su país. Pero las cosas no salieron tal y como esperaba. Llegaron los nubarrones y la tormenta. El 24 de junio de 2016, tras la victoria del brexit, anunció su dimisión a las puertas de Downing Street conteniendo la emoción junto a su mujer, Samantha.

Nada que ver con el semblante relajado y ligero bronceado en sus rostros que mostraba el matrimonio tres meses antes, en marzo, mientras se tomaba una cerveza en uno de los locales del puerto deportivo Marina Rubicón, disfrutaba de un día de playa en Papagayo junto a sus hijos, caminaba por el paseo marítimo de Playa Blanca o se acercaba hasta la playa de Las Coloradas.

Los Cameron recorrieron Lanzarote en abril de 2014, cuando visitaron la Isla por primera vez y se hospedaron en Casa Tomarén, un complejo rural con villas en El Islote, en el municipio de San Bartolomé, muy cerca de La Geria. El entonces primer ministro británico, su mujer y sus tres hijos acudieron, entre otros lugares, a El Golfo, la zona turística de Puerto del Carmen, Teguise, Arrieta y Famara, donde el expolítico se animó a hacer surf con su niño. En ambas estancias en tierra conejera se comportaron como unos turistas más.

Pastora Martín, propietaria de Casa Tomarén, recordó el pasado viernes a su ilustre huésped como "un hombre simpático, amable, nada divo y una persona muy natural". Dijo además que "Cameron nunca dio ningún problema y nunca se quejó de nada".

El desayuno lo hacía siempre en Casa Tomarén y "les encantaba un postre de maracuyá que hacíamos en el hotel", señaló Pastora. En el establecimiento le dieron la bienvenida con vino malvasía de Bodegas El Grifo. "Les encantó y lo siguieron pidiendo en los restaurantes que visitaron en Lanzarote", apuntó la empresaria.

La elección de Lanzarote y de Casa Tomarén por los Cameron surgió a raíz de unos amigos de la pareja presidencial que ya conocían la Isla.

Las imágenes de Samantha y su esposo, ahora conferenciante, dieron la vuelta al mundo en las dos ocasiones que se desplazaron a Lanzarote y fueron portada de periódicos británicos como The Times y The Daily Telegraph.

En 2014 la Consejería de Turismo del Cabildo de Lanzarote encargó un estudio sobre la repercusión que tendría en términos publicitarios la visita de Cameron a la Isla. La investigación cifró en 1,2 millones de euros el gasto en publicidad que tendría que pagar Turismo en caso de contratar espacios publicitarios en los medios de comunicación que difundieron sus vacaciones en la Isla.

La presidenta de la Federación Turística de Lanzarote, Susana Pérez,señaló ayer que "la visita de cualquier mandatario u otra personalidad, ya sea en los ámbitos de la política, la cultura, el deporte, la moda o cualquier otro, refuerza la imagen y el posicionamiento de la Isla en el exterior, lo que no quita que se siga invirtiendo en promoción".