La sargento del Seprona en Lanzarote Gloria Moreno dijo ayer que va a exigir responsabilidades a todos los que la han hecho sentar ante la Audiencia Provincial y sin embargo "no han perseguido el delito como era su obligación".

Moreno ha asegurado que, una vez que ha sido absuelta por la Audiencia, ha presentado varias querellas contra quienes la han perseguido "y puesto al borde del suicidio", una de ellas contra su jefe el capitán del Seprona, por presunto delito de abuso de poder.

En este sentido ha indicado que si tras esta denuncia no se ordena el cese del capitán lo solicitará ella por la vía judicial.

La Audiencia de Las Palmas absolvió recientemente a la sargento Moreno, para quien la Fiscalía había pedido penas de hasta cuatro años de cárcel por acusar ante sus superiores a un subordinado de filtrar información del cuerpo a cazadores furtivos.

El tribunal subrayó que Moreno denunció a su compañero en un documento interno, cuyo "contenido puede no ser certero, pero tampoco cabe tildarlo de inveraz, pues no existe base probatoria indicativa de esa necesaria discrepancia que debe existir entre la realidad y lo descrito o narrado", con el que no cabe atribuirle un delito de falsedad.

La sargento Gloria Moreno achacaba la acusación que ha sufrido en este caso a una represalia por las redadas que puso en marcha para acabar con la caza furtiva de pardelas en el Parque Natural del Archipiélago Chinijo, que culminaron con la condena por delito contra el medio ambiente dictada contra diez personas a las que sorprendió guisando ejemplares de ese ave protegida en Alegranza.

En su comparecencia de ayer, Moreno indicó que a lo largo del "salvaje " episodio vivido, con varios expedientes disciplinarios abiertos en su contra, también ha sido objeto de amenazas hasta el punto de que ha denunciado ante la justicia militar el comentario "nos la vamos a cargar", que, según ha dicho, fue realizado a una persona cercana.

Moreno ha asegurado que con las medidas adoptadas internamente por los mandos de la Guardia Civil, abriéndole continuos expedientes ahora anulados por la justicia, la pusieron "a las puertas del suicidio", no pudiendo "dormir más de tres horas seguidas desde que esto sucedió".

Ha añadido que, a pesar de su estado, los mandos no le reti-raron el arma hasta que le dieron la baja "por depresión" y que a nivel profesional el proceso judicial al que estuvo sometida "ha sido muy duro" y ha estado privada de su derecho a ascender.

La sargento del Seprona ha dicho que ahora mismo se encuentra bien "y orgullosa por haber soportado todo eso" y tras agradecer las muestras de apoyo recibidas tanto de miembros de la Guardia Civil como de entidades y colectivos sociales, ha señalado que nunca ha tenido intención de abandonar la isla de Lanzarote, ni dejar su trabajo al que desea volver cuanto antes "pero en un ambiente de seguridad".

Ha agregado que a pesar de todo, tiene la sensación de que "esto será un sinfín" y "no pararán".