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CRISIS DEL CORONAVIRUS

La Graciosa sigue paralizada en su fase 1 a la espera de visitantes canarios

El adelanto de la desescalada en la isla habitada más pequeña de España solo se refleja en un ligero aumento de gente en las calles

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Desescalada en Canarias | La vida en La Graciosa

El primer día del desconfinamiento por el coronavirus en la isla de La Graciosa, que ayer inició su fase 1 junto a La Gomera, El Hierro y Formentera, apenas se reflejó en un ligero aumento de gente en las calles y playas de Caleta de Sebo, sobre todo niño y jóvenes surferos. Los negocios turísticos, como restaurantes, apartamentos, safaris en todoterreno, alquiler de bicicletas o club de buceo, continúan cerrados y prevén que no reanudarán la actividad hasta junio o julio, cuando puedan llegar los primeros visitantes de Lanzarote y del resto del Archipiélago.

Los gracioseros recibieron con "mucha alegría" el fin de las restricciones a la movilidad, según explicó Alicia Páez, concejala delegada del Ayuntamiento de Teguise en la isla, pero ayer no se apreciaron diferencias porque solo abrieron los establecimientos que ya lo hacían en las semanas previas: los dos supermercados, la panadería, la frutería, la carnicería, la pescadería, la ferretería y la farmacia. "El sábado y el domingo sí se notó un poco más movimiento en la calle por las autorizaciones horarias para hacer deporte o pasear con niños y personas mayores, pero la vida en La Graciosa es la misma, ahora con la diferencia de que podemos reunirnos con familiares y amigos o ir a comprar el pan con más tranquilidad".

Los poco más de 600 residentes de La Graciosa viven casi exclusivamente del turismo y si no llegan visitantes no es rentable abrir los negocios, por eso todos los restaurantes seguirán cerrados todo este mes de mayo. Aunque desde ayer pueden servir comidas y bebidas en el 30% de la terraza y a partir del próximo lunes con el 50% del aforo, ninguno de los propietarios se atreve a levantar los ERTE sin tener garantizada una clientela mínima.

Páez recordó que esos restaurantes dependen de los excursionistas y no les compensa abrir hasta que se reanuden los viajes turísticos desde el puerto de Órzola, ahora limitados a dos trayectos diarios de las dos líneas marítimas que operan en Caleta de Sebo. En verano suele haber servicios cada media hora.

Jesús Alemán, Suso, propietario de Casa Chano, confirmó que permanecerá cerrado durante todo este mes de mayo, al igual que los demás restaurantes. " Estamos preparados para arrancar desde que queramos, no hay problemas de abastecimiento porque los pescadores están saliendo a la mar cada dos días, pero de qué nos sirve si viene nadie a la isla", relató. Al tratarse de un negocio familiar junto a su madre y hermana, dos empleados sin han acogido a un ERTE.

En la misma situación se encuentra el restaurante Girasoles Casa Margucha, aunque con la agravante de que tiene a una decena de empleados acogidos a la regulación temporal de empleo, declaró su copropietaria, Juana Toledo. "En La Graciosa -resaltó- tenemos una apertura social, ya podemos salir a pasear, pero el efecto en los negocios es nulo; hasta que no abran el puerto no tiene sentido ponernos a trabajar para la poquita gente que vive aquí".

Aunque son conscientes del revés económico que les espera, los habitantes de La Graciosa reclaman controles sanitarios en el puerto lanzaroteño de Órzola para evitar que el coronavirus entre en la isla a través de algún pasajero. Hasta ahora no ha habido casos positivos, solo una sospecha a una niña que llegó de Madrid y que dio negativo.

Alejandro Toledo, conductor de uno de los quince jeep-safari, los taxis de Isla, es otro damnificado por el confinamiento de la pandemia de Covid-19. Tras un mes y medio parados, estos trabajadores autónomos también han depositado todas sus esperanzas en los turistas de las Islas y los peninsulares, porque los extranjeros no empezarán a llegar, en el mejor de los escenarios, hasta el próximo invierno.

Julieta Bicker, recepcionista del complejo de apartamentos Evita Beach, también vaticina que no habrá turistas hasta finales de junio o principios de julio. Como el 90% de la clientela es de origen español, consideró que su empresa tendrá ventaja para levantar el vuelo.

"Cuando esto vuelva a la nueva normalidad tendremos que trabajar al principio con el turismo insular e incentivar al peninsular, porque va a ser complicado que los extranjeros puedan viajar a nuestro país", apuntó.

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