| Sardinales. Fernando Páez Guadalupe recordaba el pasado pesquero de La Graciosa. Como tantos hijos de esta isla su vida ha transcurrido en el mar, en los sardinales que en una época llegaban hasta el continente africano antes de que terminaran en el desguace.

| Atuneros. Antonio Guadalupe contempla a lo lejos la procesión. Desde noviembre de 2003 no ha vuelto a embarcarse, el mismo día en que se vio obligado a hundir a su atunero tras finalizar el acuerdo pesquero con Marruecos.