El incremento en la demanda de agua potable en las zonas turísticas de la Isla (Puerto del Carmen, Costa Teguise y Playa Blanca) por el repunte de visitantes en los meses de enero (un 6,32%) y febrero (16,27%) de este año -en los que se registró una afluencia de 27.462 visitantes extranjeros más en relación al mismo periodo de 2010- ha obligado a Inalsa a establecer cortes selectivos en el suministro de agua potable.

Ésa es la respuesta que ofreció ayer la empresa pública que produce y distribuye el caudal de abasto en Lanzarote, a los ayuntamientos tras las quejas planteadas por los alcaldes a causa de las restricciones.

Teguise es la comarca con más pueblos afectados -19 de 23 pagos- aunque también se han registrado incidencias en San Bartolomé, Tías y Yaiza. Los pueblos de Tinajo y Haría apenas sufren las consecuencias del cierre del grifo por parte de Inalsa. En total, unos 24.000 vecinos de la Isla de una población total de 140.000, casi la mitad de ellos (10.400) en Teguise, son susceptibles de tener problemas con el agua cada semana. La disposición de aljibes en las viviendas lleva consigo que los cortes pasen inadvertidos para muchos abonados aunque no entre líquido desde las tuberías de la calle hasta el interior de las casas.

Suspensión de 48 horas

El retraso en la puesta en marcha de la nueva tubería de impulsión entre Las Breñas y Uga (Yaiza) "para garantizar el servicio en las mejores condiciones posibles" es otro de los argumentos esgrimidos por Inalsa para proceder a los recortes.

La entidad explicó que las suspensiones en el reparto se llevan a cabo "en el menor tiempo posible en las redes de distribución con menos densidad de población y mayor porcentaje de fugas, en función de las reservas de agua de los depósitos de almacenamiento de esas zonas". Inalsa dijo además en un comunicado hecho público ayer, que "la suspensión nunca es superior a las 48 horas y sólo se toma ante la necesidad sobrevenida de bajas reservas en depósitos de las áreas afectadas".

No precisó hasta cuándo se producirán esas interrupciones en el servicio, que vienen siendo habituales desde hace más de cinco años en el verano por el aumento del turismo, situación que se ha extendido al invierno, como consecuencia de la limitada capacidad de producción (64.000 toneladas de agua al día) y espacio para almacenar.