- ¿Qué es, fundamentalmente, lo que quiere transmitirse al visitante de 'A Casa'?

- La idea de Pilar del Río, de la familia y del entorno que ha rodeado a José es mostrar la casa como elemento de reflexión y espacio privado de creación, donde él redactaba. No pretendemos dar lecciones ni influir en nada. Simplemente desde una absoluta posición de modestia mostrar ese ámbito de pensamiento que tenía. Dentro de su carácter sosegado era a la vez intenso y de gran auto exigencia y creemos que ahora, en estos momentos de crisis, es un valor añadido. No es el José público, que estará sobre todo en la Fundación José Saramago de Lisboa. Aquí está el más íntimo.

- Se muestra por lo tanto su legado de vida en el día a día.

- Claro. Por eso hemos pensado que la visita se articule a través de la casa y de la biblioteca. La primera porque era el espacio vital. Y la segunda porque era donde trabajaba, sobre todo en los últimos años, cuando ya no tenía salud para subir a su despacho o moverse por la casa, que tenía varias plantas. Queremos que la gente, en una visita muy sosegada, pueda sentir esa particularidad del espacio privado de Saramago.

- Esta casa tiene, por lógica, una proyección universal, ¿pero qué supone para relación de Saramago con la isla?

- Por supuesto. José vino a Lanzarote en 1993, cuando el gobierno portugués vetó El evangelio según Jesucristo para un premio europeo de la cultura. Se vino aquí porque nosotros vivíamos aquí y se sintió inmediatamente acogido y aceptado por la naturaleza y la población.

- ¿Recuerda cuál fue la primera impresión de Saramago sobre Lanzarote en su primera visita?

- José vino aquí por primera vez el siete de julio de 1991 y dijo: "Esta es mi tierra de acogida". Lo supo desde el primer momento. Nosotros teníamos los terrenos y decidimos construir la casa. Estuvo veinticuatro horas. Le llevamos a Timanfaya, a los Jameos, el Castillo de San José y terminamos en un restaurante de Puerto del Carmen. "Empieza a hacer los planos que esta va a ser nuestra casa", me comentó.

- ¿Qué otras actividades pretende desarrollar en el futuro 'A Casa' al margen de las visitas?

- Nunca queremos identificarlo con un museo, y por eso no la hemos llamado casa-museo. No queremos que sea un espacio muerto. En esa línea, vamos a impulsar aspectos didácticos y sociales, sobre todo con menores, con colegios e institutos. Y en especial para poner en valor lo esencial de la literatura, que es la reflexión, para que los chicos y chicas no piensen que todo es nuevas tecnologías e imagen, sino que tomen en consideración en valor de la escritura como autoconocimiento y crecimiento personal, pero no para quedarse parados sino para estar preparado para poder actuar en un mundo cambiante.

- También se ha hablado de una futura residencia para escritores.

- Sería la tercera fase y consistiría en utilizar la parte alta de la biblioteca con la idea de conseguir algún tipo de beca donde la gente, escritores senior pero que quizás no hayan tenido demasiada proyección, puedan venir a rematar obras interesantes. Sobre todo porque Saramago fue un escritor joven pero su proyección internacional llegó más tarde. También vamos a actuar como colaboradores de la propia fundación y que vengan pensadores y pensadoras a dar conferencias. Pero esto será cuando esté bien rodado el proyecto, para lo que nos hemos dados seis meses. Veremos cómo funciona, porque no tenemos ninguna ayuda pública.