La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

ANÁLISIS

La amistad de Pérez Galdós y José Betancort Cabrera, ‘Ángel Guerra’

La estrecha relación entre ambos escritores comenzó en 1894 | El Hijo Predilecto de Teguise siempre hizo gala de su admiración por Galdós

José Betancort Cabrera, en su lectura en la inauguración del monumento a Pérez Galdós en Gran Canaria. | | ARCHIVO HISTÓRICO DE TEGUISE

Don José Betancort Cabrera nació en la Villa de Teguise el día diecinueve de marzo de mil ochocientos setenta y cuatro. A los 7 años se marcha a Las Palmas y estudia en el Seminario Conciliar de Canarias y en el Colegio San Agustín. A los 16 años publicó su primera composición, Las fuentes del ideal, un romance en verso. Su primer artículo en prosa lo escribe en 1891. Ese mismo año Pérez Galdós escribe la tercera parte de la novela Ángel Guerra; la obra se desarrolla en Toledo y su protagonista que lleva el mismo nombre que la novela, lo presenta la crítica como un revolucionario arrepentido, un fanático de las virtudes sociales… sus manos y su corazón están siempre abiertos, su vida es una constante práctica del bien.

Con la lectura de esta obra don José Betancort, se convirtió en un admirador de Pérez Galdós, tanto que tomó el título de la obra para utilizarlo como seudónimo de sus trabajos. Tres años después tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Pérez Galdós, fue en octubre de 1894. Pérez Galdós, ya se había convertido en unos escritos de fama mundial, como novelista y autor dramático, regresaba a su tierra después de unos veinte años de ausencia.

La noticia de la llegada de Pérez Galdós movilizó a toda la ciudad de Las Palmas y don José Betancort hizo público la admiración y respeto que sentía hacia el famoso escritor, escribiendo en la prensa local que: “La ciudad está animada, como en las vísperas de un gran acontecimiento”; “La llegada del primer novelista español, nuestro paisano D. Benito Pérez Galdós”; “Todos se preparan para rendirle un tributo entusiasta de cariño, a estrechar su mano después de muchos años de ausencia”.

En noviembre don José Betancort tiene la oportunidad de saludar y hablar con Pérez Galdós. Las impresiones de este encuentro las relató en un artículo publicado en El Defensor de la Patria, el 7 de noviembre de 1894: “Mi entusiasmo venció de esta vez a mi razón. Hoy por hoy no me pesa el haber ido. Ahora mis entusiasmos sólo se alimentan de aquel recuerdo. ¡Estrechar la mano del insigne novelista! ¡Poder cruzar breves palabras con el genio audaz que diera vida a creaciones inmortales! ¡Alto, seco, de ojos vividores, altiva la frente, la mirada escudriñadora, risueño, comunicativo, así es Galdós! ¿Y es posible que aquel hombre tan modesto, sea el mismo que nos ha hecho llorar antes, reír después sufrir más tarde, jugando a su antojo con nuestros sentimientos?

“Casi me era imposible creer que me hallaba delante del verbo de la literatura moderna, del genio de todo un siglo, del que había encontrado un lloro para cada pena, un canto para cada suspiro y un pincel de fuego para cada agitación de la humana conciencia.” “En esta meditación andaba, cuando los amigos levantáronse para despedirse”. “Me despedí murmurando no sé qué frases de cortesía. Y me alejé pensando cómo puede caber en lo infinitivamente pequeño lo infinitivamente grande, cómo en los estrechos moldes de la materia, puede encerrarse el espíritu inconmensurable, cómo nace la idea, como se elabora el pensamiento, porqué en unos cerebros chispea el genio y otros son estériles e infecundos, a qué ley fisiológica fatal obedece que un alma sienta intensamente lo bello y otras permanezcan insensibles y petrificadas…”

Unos días permaneció Galdós en Las Palmas, días que sirvieron para demostrar la admiración de sus paisanos al más grande de los novelistas españoles. El día 9 de noviembre acudió don José Betancort al barco en el que salía Pérez Galdós para Tenerife. Así describe su partida: “A las nueve de la mañana me hallaba en el muelle de la Luz. Fui a estrechar por última vez la mano de D. Benito Pérez Galdós”. “Afortunadamente, el cariño que en esta tierra sienten los canarios por Galdós, no reconoce límites, es grande, obedece a la fuerza irresistible del genio que atrae como el imán al acero, nace al calor de aquellas lágrimas que nos arrancan la historia de la desventurada Marianela, brota como la chispa eléctrica, del choque de los sentimientos que llenan el alma”. “Nosotros en el muelle, le vemos alejarse... alejarse… hasta que la vista cansada no divisa más que el pañuelo que sigue moviéndose en el aire”

Don José Betancort decide ir a la Península, allí se fragua su amistad con don Miguel de Unamuno y con doña Emilia Pardo Bazán, pero su gran maestro, amigo y padre espiritual del que le consideró como su secretario fue don Benito Pérez Galdós y allí en Madrid, propone que se le haga un gran homenaje, y argumenta para ello lo siguiente: “Hágase un homenaje de admiración y de justicia”; “Se ha sacado a relucir la enorme y magistral obra galdosiana”; “Debo consignar, como detalle íntimo, que Galdós es un infatigable viajero. Yo creo que es el único español que conoce España”. “No conoce sólo las poblaciones importantes, sino hasta las más míseras y olvidadas aldeas. Ha ido al propio riñón de la raza a sorprender y estudiar el carácter de nuestro pueblo…”

“Justo, es pues, que se acuda ahora que se halla en la vejez, en una vejez, en una vejez gloriosa, a darle un testimonio de estimación pública. Convenientes son los honores que se piden para Galdós, como necesaria esa pensión nacional que se solicita, no a título de limosna, sino como homenaje de gratitud al gran patriota”.

No cabe duda del cariño y admiración que sentía don José Betancort por don Benito Pérez Galdós, pero también el pueblo de Lanzarote y en especial su Villa natal, admiraban a su hijo más ilustre. El Diario de Las Palmas de fecha 19 de 1914, recogía la noticia de la llegada de don José Betancort a Lanzarote el día 13 de mayo: “Tan pronto se divisó el vapor, de Arrecife salieron numerosos botes empavesados a recibirle viéndose invadido el buque, antes de fondear, de numerosos amigos del ilustre periodista que le abrazaban y vitoreaban”. “El desembarco fue emocionantes. En Lanzarote no se recuerda una manifestación más entusiasta e imponente”. “Se disparaban millares de cohetes. El vecindario con la banda de música, a la cabeza, acudió al muelle que estaba engalanado. Entre la concurrencia figuraban comisiones de todos los pueblos de la isla”

Don José Betancort llega a Madrid, y allí siente como suyo el dolor en los últimos años de vida de su amigo don Benito Pérez Galdós, este había quedado completamente ciego, por lo que su sobrino José Hurtado de Mendoza lo había llevado a un hotel de la calle Hilarión, allí acudían sus amigos a darle tertulia.

Leoncio Rodríguez, en su obra Perfiles de Santa Cruz de Tenerife, nos dice que: “En esas tertulias, Ángel Guerra leía las noticias del día a Don Benito, y el ilustre ciego `procuraba después amenizarles la velada, relatándoles curiosos chascarrillos de los amigotes que había conocido en sus frecuentes visitas al Risco de San Nicolás...”

“Aquellos pocos paisanos que acompañaban y consolaban al Abuelo esforzábanse en disuadirle de sus tristezas y reanimarle en sus desfallecimientos. Conmovidos ante el drama de Don Benito, eran ellos, sus amigos, los Cicerones que le ayudaban a llevar la cruz. Los que le seguían, fieles y piadosos, en el calvario de sombras…”

El 4 de enero de 1920 muere Don Benito Pérez Galdós, uno de los primeros en llegar a la casa mortuoria fue don José Betancort. El Diario de Las Palmas del 15 de enero de 1920, recoge la noticia: “José Betancort, amigo íntimo de Galdós, discípulo suyo en la acepción más noble de la palabra y con tal reverencia hacia el maestro, que desde muy joven firma todas sus valiosas producciones literarias con el nombre de Ángel Guerra…..entró derramando lágrimas”. Fue tanta la impresión que le produjo a don José Betancort, la muerte de Galdós, que se dice dejó al hijo espiritual doblemente huérfano en cuerpo y espíritu.

Tuvo que pasar veinticinco años para que don José Betancort, pudiera expresar lo que Pérez Galdós fue para el, la ocasión fue una conferencia pronunciada en abril de 1943. “Galdós fue mi maestro y fue también mi amigo. Guardo para su excelsa memoria, que remontara los siglos, mi admiración, mi gratitud y mi afecto, más poderoso que la muerte”. “Así rodilla en tierra, con acento de plegaria suprema, yo no puedo hacer otra cosa que repetir los versos de Zorrilla al borde de la tumba de Fígaro:

Poeta, si en el no ser

hay un recuerdo de ayer

y una vida como aquí

detrás de ese firmamento,

conságrame un pensamiento

como el que tengo de ti.

La revista argentina Canarias, hablando de la relación entre don Benito y don José Betancort dice: “Nadie como el notable cronista Ángel Guerra puede hablar de la intimidad y de las ideas de Don Benito Pérez Galdós. Fue secretario suyo muchos años y casi podemos decir su preferido hijo espiritual...” Para la inauguración del monumento a don Benito Pérez Galdós, el Cabildo Insular propone a don José Betancort para que sea quien haga la presentación del mismo, el Diario de Las Palmas del 18 de junio de 1930, se hace eco de la noticia: “Juzgamos un acierto del Cabildo Insular a don José Betancort Cabrera, actual Director General de Prisiones, para la inauguración del monumento erigido en Las Palmas a la gloria de Don Benito Pérez Galdós . El señor Betancort estuvo unido a don Benito Pérez Galdós por fuertes vínculos de afecto y admiración… Galdós distinguió siempre con su cariño cordial a Betancort, y es claro que éste le correspondía con verdadera veneración”.

“Nadie más capacitado que “Ángel Guerra” que trató al hombre en la intimidad de su hogar y conoce la obra del genio por haberla estudiado a conciencia...”

Cuando en septiembre de 1930, don José Betancort regresa a Las Palmas, es objeto de un gran recibimiento, cientos de personas le saludan a su llegada, entre ellas las primeras autoridades de la Provincia y representaciones de centros oficiales y entidades locales.

Don Ángel Guerra, agradecido con su pueblo, le dedicaba una de sus frases, en este bonito mensaje, que publicó el periódico El País el 28 de septiembre de 1930: “Hoy me habéis devuelto las dos cosas que más he amado en la vida, la alegría de vivir y el derecho a soñar”. Ese mismo día se inauguraba el Monumento a don Benito Pérez Galdós, después de las palabras del Gobernador Civil de la Provincia don Luis León García, don José Betancort tiró del cordón que sujetaba la bandera que cubría el monumento, y desde el estrado con voz ligeramente velada por la emoción contenida, leyó un breve discurso: “Todo un pueblo se congrega al pie de este monumento, que muestra admiración y nuestro afecto han levantado a la memoria del compatriota más genial que conocieron los siglos”.

“Orgullosos de haber sido esta tierra canaria la cuna de Galdós…también hubiéramos querido que en ella sus restos descansaran para siempre. De todos modos, nosotros aspiramos a perpetuar su recuerdo, porque la gloria galdosiana es nuestra más preclara, más limpia y más elevada ejecutoria de nobleza”

“En la visión están las raíces de nuestra espiritualidad”

“Yo veo en Galdós, en la índole y en la expansión de su genio, la marca de su origen isleño. Esta limitación que nos circunda, cielo arriba, que nos fuerza a volar y a soñar, mar frente a nuestros ojos, que nos invita a la curiosidad de explorar el misterio de su inmensidad silenciosa, hace que el pensamiento se ejecute en remontarse en una ascensión constante y prodigiosa “

“El alma aquí tiende a remontarse forzosamente, concentrando sus energías, intensificando su espíritu expansivo, y aun cuando nos faltan alas nos contentamos con vivir de nuestros sueños. Volar o soñar, es necesidad de nuestra naturaleza, y la consolación de nuestro destino”. “Maestro eres grande hasta en tu generosidad sin límites. Lo que la tierra nativa te dio en genio imperecedero, tú se lo devuelves, con creces, en gloria y en mortalidad”. “Honremos la memoria de hombres como Galdós, cuya obra forma parte del patriotismo nacional, y al sentir el natural orgullo de ser sus paisanos, tener la seguridad que aquietadas las pasiones que levantan estas vidas laboriosas de los grandes hombres, toda España se une a nosotros, en este homenaje”. Don José Betancort, regresó a la Península el 29 de septiembre de 193, ya no volvería a su querida tierra. En el primer centenario del nacimiento de don Benito Pérez Galdós, se pide la colaboración de don José Betancort, este desde Madrid envía las conferencias para que sean leídas dicho acto, el encargado fue don Eduardo Benítez Inglot, quien dedico al conferenciante ausente las siguientes palabras: “Llega hasta esta casa del Museo Canario, como una ofrenda, plena de respetuoso e intenso cariño, el magnífico trabajo sobre el eminente Galdós, de nuestro ilustre paisano, valor positivo de la inteligencia y de la pluma, Don José Betancort Cabrera, que hace muchos años vive materialmente alejado de nuestra tierra, aunque es siempre constante su convivencia espiritual con nosotros”. “Durante los muchos años que Betancort ha vivido en Madrid, sus relaciones con Don Benito fueron constantes y estrechísimas”.

El domingo 19 de noviembre de 1950, la prensa del Archipiélago daba una triste noticia: Madrid, 18.- A los sesenta y seis años de edad ha fallecido en Madrid el antiguo escritor y periodista don José Betancort Cabrera que, con el seudónimo de ANGEL GUERRA, alcanzó justo renombre y popularidad”.

Antonio de la Nuez Caballero escribía en el periódico FALANGE, un artículo dedicado a don José Betancort: “Esto es sólo un saludo, un homenaje al cadáver de alguien que hubiese querido ser, sólo que en mi época”

“Ángel Guerra ha muerto en Madrid cuando el invierno llama insistentemente a las puertas del Adviento, arrastrando a las alcantarillas las últimas hojas secas de las acacias”. “La tiesura de antaño voló, como tus cartas al cielo, Ángel Guerra, hoy ya Ángel de Paz. En un avión de nubes, consignado a Míster Cronos haces navegación hacia la eternidad tu último comentario de guerra, de la guerra de los mundos”

Compartir el artículo

stats