La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El trono se mueve bajo Abdalá

La dinastía cumple 100 años en plena erosión de libertades y disgusto con el monarca v Hamza aparece con el rey por primera vez tras la crisis

El antiguo heredero Hamza, a la izquierda, con mascarilla azul, reza junto al rey, en el centro, y otros miembros de la familia. | | CRJ

Sin mediar palabra, los hermanastros se postran ante la tumba de su padre y recitan la fátiha del Corán. Cubriendo sus cabezas con la tradicional kufiya jordana, el rey Abdalá II de Jordania y el príncipe Hamza celebran el centenario del reinado de los hachemís. También es su primera aparición en público después de la mayor crisis política del reino en décadas.

Hace una semana el expríncipe heredero denunció encontrarse bajo arresto domiciliario por haber orquestado un supuesto complot contra la monarquía. La estampa de varios varones de la familia real a los pies del sepulcro de los monarcas pasados busca exhibir la unidad de los hachemís. Aunque el llanto de Hamza ha sido un eco de las críticas contra el rey que se murmuran en los hogares.

Hace 100 años, los hachemís llegaron desde Arabia Saudí para gobernar el emirato de Transjordania, bajo protectorado británico. Hoy la dinastía se encuentra en una de sus horas más bajas. Las denuncias del expríncipe heredero de la corrupción y el desgobierno han agitado a una monarquía cada vez más puesta en duda. “Hay una población bastante cansada que ya no tiene esta lealtad tan alta a la figura del rey”, explica el politólogo Luis Melián Rodríguez, especialista en Jordania.

“El apoyo que ha recibido Hamza es sorprendente”, enfatiza. En el despertar de la Primavera Árabe de 2011, 36 líderes tribales firmaron una carta alertando a la monarquía hachemí del riesgo del país de acabar como Túnez o Egipto. “Por culpa de la supresión de libertades y del expolio de fondos públicos”, señalaban. Hace poco fueron algunos generales retirados quienes mostraron su desaprobación al rey. Ahora las críticas llegan desde su propia familia.

La fiscalía prohíbe a los medios publicar informaciones sobre las fricciones de la familia real

decoration

El pasado fin de semana, las autoridades jordanas detuvieron a unas 18 personas por un supuesto complot que amenazaba la “estabilidad y la seguridad” del país. Algunos eran miembros de las poderosas tribus en las que históricamente se ha asentado la monarquía. Dolido porque su hermanastro le retiró el cargo de sucesor a favor de su propio hijo en 2004, Hamza lleva años reuniéndose con líderes tribales. El expríncipe heredero ondea la bandera de los marginados en un país movido por los contactos y el clientelismo.

“Pequeños terremotos”

“Cada vez son más comunes estos pequeños terremotos que sacuden al país”, reconoce Melián Rodríguez. Garante de la estabilidad regional, la monarquía hachemí ha querido mandar un mensaje muy potente a su ciudadanía: no puede haber voces disidentes. De hecho, el fiscal de Jordania prohibió a todos los medios de comunicación publicar contenido sobre las fricciones entre Abdalá y Hamza.

La erosión de las libertades ya es una realidad en el país. Desde 2015, Jordania ha bajado 15 puestos en el índice global de Transparencia Internacional que monitorea la anticorrupción. Mientras redes sociales como Clubhouse están prohibidas, el año pasado centenares de profesionales de la educación fueron arrestados por protestar para lograr mejoras salariales. Según Freedom House, la sociedad ya no goza de libertad.

Hasta la ONU muestra preocupación por la falta de transparencia en Jordania, país pobre en recursos que se apoya en las ayudas internacionales como socio preferente de EEUU, Arabia Saudí o Israel. Pero en un país con un 55% de población de origen palestino, la amistad de los monarcas con el Estado hebreo es una mancha difícil de ocultar. Para la dinastía hachemí, un trono centenario ya no es garante de su supervivencia.

Compartir el artículo

stats