La plaga de cochinilla mejicana que desde hace unos seis meses se extiende de forma veloz por los cultivos de tuneras de Mala (Haría) y Guatiza (Teguise) pone en riesgo la supervivencia de esas plantaciones. Aunque el 90% de esos terrenos está en situación de abandono, sin embargo esos campos constituyen la identidad histórica y económica del singular paisaje de ambas localidades del norte de Lanzarote, ligado hasta hace unas décadas a la producción de cochinilla para su venta como colorante natural en las industrias de la alimentación y la cosmética o el sector textil.

La presencia de la cochinilla mejicana, que hace unos diez años se detectó en tuneras de La Palma y Tenerife, ha causado un daño importante en esas producciones hasta el punto de que en la primera isla “ha erradicado más de la mitad de las plantaciones”, asegura Teno Osorio, docente del Departamento de Agrarias del Instituto Teguise.

Se desconoce cómo pudo llegar a Lanzarote. “Vivimos en un mundo globalizado y se puede expandir a través de la ropa”, explica. La denominada “zona cero” de la cochinilla mejicana, parásito que marchita con rapidez las pencas de las tuneras, es el alrededor del Jardín de Cactus, en Guatiza. Ese espacio es el último centro turístico del Cabildo de Lanzarote creado por César Manrique, en 1990, y alberga una colección de cerca de 1.500 especies de diversas partes del mundo con unas 10.000 plantas.

Se desconoce cómo pudo llegar a Lanzarote. “Vivimos en un mundo globalizado y se puede expandir a través de la ropa”, explica Teno Osorio

La incidencia del viento y el calor provocan que la cochinilla mejicana se expanda de manera “muy rápida”, alerta Osorio. “A diferencia de la de Lanzarote", precisa el experto, “que convive en simbiosis con la tunera, la mejicana aniquila la tunera porque el insecto se chupa la sabia y debilita la planta por completo hasta que fallece. La imagen es dantesca. El problema es muy grave”.

La previsión es que, de seguir así la situación, “en uno o dos años no habrá tuneras en Guatiza ni en Mala”. En seis meses ha avanzado más de un kilómetro y eso es muchísimo”. La plaga camina en dirección a la iglesia de Guatiza empujada por la dirección de los vientos predominantes, Mala-Guatiza, aunque también se aprecia en Mala.

El parásito marchita con rapidez las pencas de las tuneras. La "zona cero" está en Guatiza, alrededor del Jardín de Cactus, el último centro turístico del Cabildo que creó César Manrique

Tratamiento

El tratamiento que a día de hoy están aplicando técnicos de la empresa Gestión del Medio Rural de Canarias (GMR), adscrita a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias, en colaboración con el Ayuntamiento de Teguise para tratar de paliar los daños, es jabón potásico, afirma Osorio.

En las fincas abandonadas es difícil acceder, asevera el docente, "por lo que hay que buscar la forma de tratarlas".

En el caso del Jardín de Cactus “es relativamente más difícil que la plaga entre ahí al tratarse de un espacio delimitado y con senderos en su interior. Además, en principio, el parásito solo ataca a las tuneras, por lo que los otros cactus no morirían. No sé si este bicho una vez se mueren las tuneras, atacaría o no a otros cactus”, indica Osorio.

El Jardín de Cactus, a salvo por ahora

Las plantas del Jardín de Cactus están, por ahora, a salvo de la cochinilla mejicana, ha indicado el consejero delegado de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote (CACT), Benjamín Perdomo. Los jardineros se emplean a fondo desde hace "cinco o seis meses" en el tratamiento de los ejemplares con jabón potásico "prácticamente a diario" y en breve, empezarán a aplicarles "aceite de verano" para reforzar la protección, avanzó Perdomo.

"Estamos haciendo un esfuerzo titánico para mantener un oasis dentro de la plaga que tenemos alrededor, pero no se sabe si va a saltar al jardín", asevera Perdomo, quien reconoció que "tenemos miedo y pánico por si llega a entrar".

"Estamos haciendo un esfuerzo titánico para mantener un oasis dentro de la plaga que tenemos alrededor"

Benjamín Perdomo - Consejero delegado de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo

El presidente de la Sociedad Cooperativa Agrícola Guatiza-Mala, Pedro Juan González, detalla que la plaga se ceba más con las zonas abandonadas, mientras que del 10% (unas 20 hectáreas) que está en producción actualmente para el cultivo de cochinilla, “puede estar afectada la mitad".

“Se estima que en dos o tres años desaparezcan las tuneras, máxime como está avanzando la plaga a toda pastilla, que está pudriendo las plantas”, avisa.

“Si no hay una subvención digna para competir con el mercado, no hay nada que hacer”, lamenta González. “El coste de producción del kilo de cochinilla está en torno a los 80 euros”, calcula el presidente de la sociedad cooperativa. “Pero hay que ser realista, no la venderemos a ese precio. Si hubieran ayudas se podrían vender a 60 o 70 euros el kilo”. Recuerda que en Guatiza y Mala “hay más de 50.000 kilos de cochinilla guardada desde hace años en los garajes esperando a conseguir un buen precio".

La plaga se ceba más con las plantaciones abandonadas, que representan el 90% de los cultivos de ambas localidades

La irrupción de la cochinilla procedente de Méjico a precios mucho más bajos que la producida en Lanzarote, y la falta de relevo generacional para continuar con la producción en la Isla acabó por mermar la actividad. La puesta en marcha del Centro de Transformación de la Cochinilla y el museo que gira en torno a ese producto en 2018 devolvió cierta esperanza al sector, pero lo cierto es que la iniciativa no ha dado los frutos que se esperaba con el arreglo de terrenos ni con el cultivo. "Los agricultores están desanimados", manifiesta González.

De los alrededor de 200 socios que llegó a tener la cooperativa, "apenas habrá 20 o 30 jubilados que cultivan por ocio", según González.

Un nuevo negocio: la venta de higos picones

La Sociedad Agraria de Transformación SAT El Jable ha comercializado alrededor de 1.000 kilos en Tenerife de tunos de Lanzarote tras llegar a un acuerdo con la Sociedad Cooperativa Agrícola Guatiza-Mala y otros productores. “Es la primera vez que llevamos a cabo este negocio. Los primeros higos picones de Lanzarote salen a finales de junio porque aquí hay más sol. De los 1.000 kilos vendidos, unos 800 son de nuestra cooperativa”, indica su presidente, Pedro Juan González. Añade que "el kilo se vende alrededor de un euro, aunque en las tiendas puede alcanzar los 3 o 4 euros".