El presidente de una ONG y su hija recién nacida, entre el centenar de okupas de una urbanización en obras en Lanzarote

El complejo de apartamentos y bungalows Club del Rey, a medio construir desde hace unas dos décadas en la localidad turística de Costa Teguise, acoge a alrededor de un centenar de familias que temen su desalojo

En la parcela 214 está prevista la construcción de un hotel de cuatro estrellas, que ya cuenta con autorización de Turismo del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Lanzarote

Miguel Ángel Gil, presidente de la ONG Esperanza y Vida Canarias y okupa de una urbanización en Costa Teguise

A. F.

Costa Teguise

A tan solo dos calles de la residencia La Mareta, propiedad de Patrimonio Nacional, donde el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, entre otros mandatarios, han pasado sus vacaciones, en la localidad turística de Costa Teguise, se levanta una de las mayores urbanizaciones que quedaron a medio construir en Lanzarote hace unas dos décadas. Se trata del complejo de apartamentos y bungalows Club del Rey.

En esas infraviviendas, conocidas como uno de los 'esqueletos' de Costa Teguise, alrededor de un centenar de familias, muchas de ellas con niños, incluso bebés, corren el riesgo de ser desahuciadas. Los residentes ya han recibido la diligencia de emplazamiento del Juzgado de Primera Instancia Nº5 de Arrecife para que se personen en el Juzgado de Paz de Teguise con el fin de notificarles la demanda que ha interpuesto contra ellas la sociedad mercantil propietaria del terreno y las casas con el último fin de proceder a su desalojo. Todavía no hay fecha de juicio ni mucho menos de desahucio.

La empresa Toscolanz proyecta construir en esa parcela, la 214 de Costa Teguise (ubicada entre la Avenida del Mar y la Avenida de Las Palmeras), un hotel de cuatro estrellas con villas de lujo. Serán 407 plazas de alojamiento repartidas en 176 unidades. El proyecto ya cuenta con los permisos turísticos del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Lanzarote y espera por la autorización urbanística del Ayuntamiento de Teguise para comenzar las obras.

Una de las calles interiores de la urbanización inacabada Club del Rey, en Costa Teguise.

Una de las calles interiores de la urbanización inacabada Club del Rey, en Costa Teguise. / La Provincia

El futuro establecimiento es Body, Mind & Health. El estudio H+S Arquitectos define este hotel como un "proyecto hotelero, donde la excelencia arquitectónica se fusiona con el lujo y la atención al detalle. Nuestra propuesta presenta una cuidadosa selección de villas de lujo, meticulosamente diseñadas para capturar la esencia de la elegancia contemporánea".

La concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Teguise, Rita Hernández, ha indicado que "en estos momentos la Oficina Técnica examina el proyecto" y estima que "en tres o cuatro meses se podrá dar la licencia de obra, siempre y cuando cumpla con todas las prescripciones técnicas y urbanísticas del planeamiento". Este trámite se realiza al margen del procedimiento judicial en marcha que ha iniciado la propiedad para pedir el desalojo de todas las instalaciones.

El presidente de una ONG y su bebé, entre los afectados

Una de las personas que reside en uno de los apartamentos de Club del Rey es Miguel Ángel Gil, presidente de la ONG lanzaroteña Esperanza y Vida Canarias, que entrega desde 2019 alimentos, ropa y calzado a personas desfavorecidas que residen en Lanzarote. Miguel Ángel, su pareja y su hija recién nacida, de apenas un mes de vida, viven en una de esas construcciones precarias, sin agua ni luz corrientes. Los vecinos de Club Rey han ido adecentando, como han podido, las viviendas e instalado tanques de agua y placas solares para tener energía eléctrica.

Miguel Ángel procede de Teror (Gran Canaria) y reside desde hace dos años en Club del Rey. Trabaja de mantenimiento en un hotel en Lanzarote, según ha relatado a LA PROVINCIA. Tras separarse de su anterior pareja y ante la dificultad de encontrar una vivienda de alquiler a un precio asequible, un problema generalizado en la Isla y en otras partes del territorio español, no le quedó más remedio que okupar una de las casas que ha convertido en su hogar.

Miguel Ángel Gil y su hija recién nacida, en la vivienda a medio construir en la que viven en el complejo Club del Rey en Costa Teguise.

Miguel Ángel Gil y su hija recién nacida, en la vivienda a medio construir en la que viven en el complejo Club del Rey en Costa Teguise. / La Provincia

"De momento no tenemos noticias de desalojo. Están mandando escritos para que contestemos a la demanda que nos presentaron los dueños. Se están haciendo escritos de las personas vulnerables que viven aquí. Hay más de 80 niños y cuatro o cinco recién nacidos". Añade que "el Ayuntamiento de Teguise ya no nos deja empadronar en estos apartamentos, por lo que hay mucha gente sin poder hacerlo. Argumenta que estas viviendas no son habitables y no son un sitio idóneo, a pesar de que la ley dice que sí se puede empadronar aunque no sea un domicilio fijo".

Miguel Ángel se asentó en una de las casas del Club del Rey a través de una persona a la que ayudaba por medio de su ONG Esperanza y Vida. "Me dijo que se marchaba y como ni yo ni mi pareja actual teníamos a donde ir porque es imposible encontrar una casa de alquiler, pues hacemos nuestra vida donde esa persona residía", explica.

Urbanización Club del Rey, en Costa Teguise, que okupan alrededor de un centenar de familias

Urbanización Club del Rey, en Costa Teguise, que okupan alrededor de un centenar de familias / A. F.

La ONG Esperanza y Vida tiene su sede en la calle Portugal, 22, en el barrio de La Vega, en Arrecife. Miguel Ángel se encarga de sufragar de su bolsillo los gastos del local: "Pago el agua, la luz...", asegura.

Aunque hace seis años que fundó la ONG, con anterioridad ya ayudaba con comida y ropa a gente necesitada de la Isla.

En la actualidad, Miguel Ángel atiende en su ONG al mes "a unas 130 familias, entre 600 y 700 personas", en su mayoría de Arrecife, aunque también presta servicio a personas sin recursos de otras zonas de la Isla que "no reciben ayuda de su municipio al no estar empadronadas", ya a vecinos de la urbanización Club del Rey de Costa Teguise.

Los supermercados HiperDino y Aldi y el Banco de Alimentos de Arrecife donan comida a la ONG de Miguel Ángel, que también aporta productos comprados con su propio dinero, para distribuirlos entre las personas necesitadas.

Miguel Ángel Gil, presidente de la ONG Esperanza y Vida Canarias, en la urbanización, Club del Rey, en Costa Teguise.

Miguel Ángel Gil, presidente de la ONG Esperanza y Vida Canarias, en la urbanización, Club del Rey, en Costa Teguise. / A. F.

El presidente de Esperanza y Vida lamenta la escasez de viviendas sociales en Lanzarote, a pesar de que "los ayuntamientos son los responsables de promover la habilitación de suelo destinado a la construcción de casas para personas necesitadas".

Recuerda que, "incluso, les propuse [a los consistorios] ante la falta de vivienda, que se creen urbanizaciones en suelo rústico con casas de madera para que la gente pueda vivir y lo que me dijeron es que eso no es rentable para ellos porque no cobran".

En 2017 llegaron los primeros residentes

El colombiano Jordi Alberto Aristizábal, asegura su madre, María Eugenia, es de las primeras personas que se establecieron en Club del Rey, en uno de los barracones próximo a la entrada desde la Avenida de Las Palmeras, cuando todavía no había gente viviendo en esas infraviviendas. "Mi hijo fue uno de los primeros que vino a este sitio, en 2017. Esto era monte por la vegetación y las casas ni se veían. Había ratas y otros animales, pero con el tiempo, él solito fue limpiando y desyerbando, se empezaron a ver la casas y luego empezó a venir más gente", rememora María Eugenia.

A lo largo de los años, por el complejo han ido pasando, entre otros moradores, algunos de los okupas que fueron desahuciados del edificio de apartamentos Senator, en Costa Teguise en 2018, y de un edificio a medio construir de la zona turística de Playa Blanca en enero de 2024.

María Eugenia Aristazábal, este jueves, en el interior de una de las construcciones de Club del Rey, en Costa Teguise

María Eugenia Aristazábal, este jueves, en el interior de una de las construcciones de Club del Rey, en Costa Teguise / A. F.

El complejo se quedó a medio construir después de que la Justicia declarara ilegal, a instancias del Cabildo de Lanzarote, la licencia de construcción para la edificación de cerca de 160 apartamentos y bungalows que en su día otorgó el Ayuntamiento de Teguise a la entonces promotora, por incumplir la moratoria turística de Lanzarote y el Plan Insular de Ordenación y ordenara la paralización de las obras hace veinte años.

Con el paso de los años y el aumento de las dificultades para encontrar alquileres asequibles, el Club del Rey se fue llenando de familias, sobre todo foráneas, procedentes de países como Colombia, Perú, Venezuela y Marruecos, y también algunas de la Isla, entre otros lugares. La inmensa mayoría son gente trabajadora, pero cuyo salario no les alcanza para pagarse un arrendamiento.

María Eugenia Aristizábal, en el complejo Club del Rey, en Costa Teguise, junto a la chatarra que ella y su hijo venden para sobrevivir.

María Eugenia Aristizábal, en el complejo Club del Rey, en Costa Teguise, junto a la chatarra que ella y su hijo venden para sobrevivir. / A. F.

"No tenemos a dónde ir, pues no hay alquileres disponibles en la Isla", lamenta María Eugenia, que vive en el barracón anexo al de su hijo. "Somos gente tranquila y no entiendo por qué no nos quieren dejar aquí y por qué no se 'concientizan' con nosotros y nos ponen un alquiler mínimo que todos podamos pagar y ya está. Así nos ayudamos todos", reclama.

María Eugenia trabajó de camarera de piso en un hotel, pero una dolencia en su hombro le impidió continuar con su trabajo. También tiene problemas de vista. Ella y su hijo sobreviven gracias a la venta de chatarra.

Urbanización Club del Rey con alrededor de un centenar de familias okupas en Costa Teguise (Lanzarote)

A. F.

Mientras María Eugenia habla con este periódico, gallos y gallinas, que forman parte de la vida diaria en Club del Rey, campan a sus anchas entre las viviendas.

Okupas en fines de semana

Hamilton Cabezas, de Colombia, lleva unos ocho meses en Club del Rey. Hace trabajos de albañilería y teme el desalojo de la vivienda que comparte con otras tres personas. Él también recibió la notificación del juzgado la pasada semana y ha solicitado un abogado de oficio. Un amigo que se fue del inmueble en el que él vive ahora, se lo ofreció para vivir. Revela que no paga ningún tipo de alquiler por ese apartamento, porque "estamos aquí mientras buscamos otro sitio", pero sí admite que las condiciones de los servicios de agua y luz con las que convive a diario son "un flagelo. Un carro tanque nos vende el agua y las placas solares nos dan luz".

No oculta su preocupación ante el posible desahucio. "Estamos con la cabeza muy enredada porque, en realidad, no sabemos si nos quedaremos aquí o no. No tenemos a dónde ir. Hay mucha gente que, como yo, podemos pagar un alquiler, pero los arrendamientos que hay son muy caros. No estamos aquí porque queremos, sino porque los altos precios del alquiler nos han llevado a esta situación. El 90% de los que vivimos aquí poder pagar un arriendo, pero la situación es la que es".

Hamilton Cabezas y Elizabeth Hernández, en la cocina salón de la vivienda que okupan en Club del Rey,en Costa Teguise

Hamilton Cabezas y Elizabeth Hernández, en la cocina salón de la vivienda que okupan en Club del Rey,en Costa Teguise / A. F.

Los usuarios de las viviendas les han ido realizando mejoras para hacerlas más habitables: han colocado piso en algunas estancias, además de puertas y ventanas, amueblado habitaciones e instalado cocina y otros enseres. Para Hamilton, lo más doloroso no es dejar atrás todas las pertenencias que han ido instalando para hacer la vida un poco más cómoda, porque "son cosas materiales", sino "la situación de las familias con niños que no tienen a dónde ir".

En algunos casos, varias familias comparten un mismo hogar y también se da la circunstancia de que hay quien es okupa solo los fines de semana. Algunos residentes aseguran que "hay vecinos que el resto de la semana residen en otros sitios de la Isla y que han cogido vivienda para ir a pasar los fines de semana y hacer asaderos". Una de ellas, según cuentan, es una mujer con casa en Arrecife.

Parte de los apartamentos de la urbanización de okupas en Club del Rey, en Costa Teguise.

Parte de los apartamentos de la urbanización de okupas en Club del Rey, en Costa Teguise. / La Provincia

De Venezuela a okupa en Costa Teguise

Uno de los vecinos de Club del Rey, que prefiere mantener su anonimato porque está en situación irregular en España, llegó a esa urbanización hace cuatro meses procedente de Venezuela. Una sobrina que reside en ese lugar le comentó la posibilidad de establecerse en un garaje de la vivienda que okupa otra vecina, en el que ha construido una ducha para asearse junto a la cocina. "La situación en la que estoy no es la más idónea, pero estoy aquí mejor que en mi país", asevera.

Por su parte, el peruano Julio Suco se estableció en un bungalow de Club de Rey, que comparte con otra familia, "hace un año y seis meses" tras cuatro años en Lanzarote. "Podría pagar un alquiler si el coste no fuera tan alto, pero no me ha quedado más remedio que venirme aquí", se queja mientras hace labores de mecánica en uno de los coches estacionados en una de las calles interiores de la urbanización.

El Ayuntamiento de Teguise trabaja con las familias vulnerables

El Ayuntamiento de Teguise desconoce a día de hoy cuántas personas habitan en los apartamentos y bungalows inacabados en Club del Rey en Costa Teguise. Fuentes municipales indicaron el pasado jueves que para los informes que se han hecho desde el Consistorio a lo largo de todo este tiempo se ha contactado "con entre 90 y 128 familias, pero todavía no tenemos todos los datos reales porque unas entran y otras salen", lo que dificulta tener información precisa, admiten.

Bienestar Social de Teguise trabaja desde hace tiempo con las familias vulnerables que viven en el lugar y "hacemos todo lo que está a nuestro alcance", apuntan.

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