El mendigo ucraniano Anatoliv Pilipochuk de 50 años que murió el sábado 1 de diciembre entre las cinco y las diez de la noche en la puerta del Hospital de Gran Canaria Doctor Negrín fue atendido "correctamente y se le realizó un hemograma, pero sus resultados no aconsejaron el ingreso", según la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. No obstante, ayer la Administración anunció su intención de revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad del área de Urgencias para identificar al trabajador que "sentó a esa persona en un silla de ruedas y lo puso en la puerta de la calle".

Los directivos del centro hospitalario aseguran que Anatoliv era "muy conocido en los alrededores de esta casa [Negrín] y ha sido atendido en multitud de ocasiones". El fallecido tenía un largo historial como alcohólico y sufría, según refiere su historial clínico, una demencia que los médicos vinculan a su largo deterioro físico. Desde el Negrín y el centro de salud de Guanarteme se pusieron en contacto varias veces en los últimos meses con la Policía Local y los servicios sociales municipales con el fin de buscar un albergue para el enfermo, pero o no había o cuando lo hallaban él lo abandonaba.

En julio y agosto de este año Anatoliv Pilipochuk estuvo ingresado en la Unidad de Medicina Interna del Negrín y con anterioridad en el Hospital de San Roque de Guía, en todos los casos a causa de su lamentable y progresivo deterioro físico.

FOTOS CON EL MÓVIL. La tarde noche del 1 de diciembre quienes estaban en Urgencias y fueron testigos de la escena le hicieron fotos al mendigo porque todos, "menos los médicos", intuyeron que estaban asistiendo a una muerte en directo y a una injusticia manifiesta. Trabajadores del área que manejaron este caso con más voluntad que medios explicaban la noche del domingo pasado que aunque se trata más de un problema social que médico "¿nadie va a preguntar qué pasa en esta ciudad con los servicios sociales?". Uno de ellos que permaneció cerca del mendigo en su agonía y le tapó con una manta dice indignado que "¡ese tío murió de frío y hambre; estaba titiritando y no fuimos capaces de tirar de él".