A casi ningún vecino de esta ciudad, salvo a los más mayores, le cabe en la cabeza pensar que debajo de la Base Naval se encuentre un auténtico castillo del siglo XVII, una joya de la arquitectura militar que sirvió para defender a Las Palmas de Gran Canaria de las invasiones corsarias como la de Nelson.

Viendo el panorama actual de la zona, una gran explanada con varios edificios que sirve de muelle a la Armada, nadie podría pensar que debajo de ese suelo estén casi intactas las murallas que se levantaron hace 360 años. Los miembros de la Asociación para la Defensa del Patrimonio de Canarias (Depaca) sí creen que el castillo sigue ahí, apenas dañado, y por eso han enviado recientemente un escrito al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria pidiendo que se tenga en cuenta en la futura planificación del frente marítimo la recuperación de esta fortificación.

Según cuenta Rafael Guerra, presidente de Depaca, el castillo se conserva debajo del Arsenal porque sus muros se encontraban bajo la rasante de la carretera del Puerto (actual calle León y Castillo) vía que marcaba el límite costero en los años 30, cuando se construyó el nuevo muelle, y no hubo que demolerlo.

Actualmente, según Guerra, el castillo está enterrado a tan sólo cinco pasos de la Avenida Marítima, pero detrás del muro del acuertelamiento, por lo que entiende que su desenterramiento y recuperación "no es una idea descabellada".

La obra del muelle frutero Nuestra Señora del Pino, pagada por los propios exportadores hortofrutícolas, comenzó en 1932 y en el proyecto del ingeniero Antonio Artiles se incluyó al castillo como un relleno más. Dentro de la fortaleza y a su alrededor se echaron durante años toneladas de arena y piedras que se transportaban desde una cantera cercana en vagonetas por la actual Mesa y López.

La Depaca cree que la recuperación de este castillo, que se supone apenas dañado, debe enmarcarse dentro de la estrategia global de actuación en el frente marítimo.