La nueva Ciudad del Campo ha pasado de ser una loma deshabitada rodeada de vegetación autóctona a convertirse en un auténtico barrio dormitorio en el que se edifican varios bloques de edificios que en un futuro muy próximo acogerán al menos a 5.000 habitantes. Esta masificación de viviendas, sin embargo, no viene acompañada por los lógicos equipamientos sociales, culturales y deportivos y los pocos espacios libres que recoge el Plan General Municipal de Ordenación (PGMO) se localizan en laderas muy empinadas y poco propicias para parques.

Colectivos ecologistas e incluso los futuros inquilinos de las viviendas que aún se edifican en la zona piden al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que tome alguna medida para evitar que el barrio se siga colmatando y se convierta en una especie de Manhattan en medio del campo, un campo con protección medioambiental. "Todos estos edificios se están construyendo dentro del Paisaje Protegido de Pino Santo y corremos el riesgo de que se sigan dando licencias de construcción y que el cemento acabe invadiendo el suelo de protección paisajística que rodea a Ciudad del Campo y llegue hasta San José del Álamo", advirtió Fidel Suárez, del colectivo ecologista Atamarazayt.

El Plan Parcial Ciudad del Campo comprende una superficie superior a los 200.000 metros cuadrados para construcción y sólo 45.000 metros para espacios libres, casi todo suelo en pendiente. Además, incluye una parcela de 17.000 metros de uso cultural, justo el cenit de la loma, donde se hallan los restos de una ermita y un yacimiento declarados bien de interés cultural y que los ecologistas lograron salvar del cemento.

La mayor parte de las nuevas edificaciones están promovidas por el Gobierno de Canarias a través de Visocan y el Instituto Canario de Vivienda, que han encargado un millar de casas de protección oficial y promoción social. Se espera que en un año se instalen en el barrio hasta 4.000 personas en estas casas, a las que hay que añadir las de las promociones de venta libre (edificios y dúplex) con casi un millar más de viviendas.

Todas estas familias no contarán con colegios, ni parques, ni centros de salud, ni canchas deportivas, ni local social. Aunque el PGMO recoge espacio para esas dotaciones, ninguna administración se ha molestado en promoverlas al mismo tiempo que las viviendas, como hubiera sido lógico.