El Registro Canario de Identificación Animal (Zoocan) contabiliza un total de 143.353 perros en la isla de Gran Canaria, de los que 5.907 están catalogados como animales potencialmente peligrosos. En este sentido, el Real Decreto 287/2002 contempla en este apartado sólo a ocho razas, concretadas en el pitbull terrier, staffordshire bull terrier, american staffordshire terrier, rottweiler, dogo argentino, fila brasileiro, tosa inu y akita inu. La normativa amplia la descripción contemplando como perros peligrosos a todos aquellos animales con más de veinte kilos de peso, es decir, fuerte musculatura, cuello ancho, pelo corto y cabeza voluminosa.

La capital grancanaria registra el censo más elevado de perros potencialmente peligrosos con 2.060 ejemplares registrados oficialmente por la base de datos del Colegio Oficial de Veterinarios de Las Palmas, de un total de 51.869 canes. Otros municipios a la cabeza en este ranking son Telde, con 835 canes de esta tipología, San Bartolomé de Tirajana, con 448, Santa Lucía contabiliza 308 y términos norteños como Gáldar, Arucas y Santa María de Guía, 377, 328 y 258, respectivamente. No obstante, se estima que los datos oficiales son rebasados con creces por la realidad, puesto que según han manifestado varios veterinarios consultados por este periódico "se sospecha que cada vez son más frecuentes en la Isla las peleas de perros", una actividad ilegal y penalizada.

Soraya Déniz, veterinaria de la ULPGC, señala que un 20 por ciento del carácter del perro es heredado, mientras que el porcentaje restante corresponde a la educación adquirida. "Es importante que el animal conozca su medio desde los primeros meses de vida para evitar manifestaciones agresivas ante situaciones como gritos de niños o voladores. Hay que socializar al perro. Un animal encerrado en un piso puede sufrir estrés", dijo.