Con voladores, banda de música, entre aplausos y "vivas", y saludando a los asistentes como un gran líder. Así entró ayer José Suárez García, Pepucho, en el salón de actos del centro cívico que desde ahora lleva su nombre, una forma de homenajear a un líder vecinal que se retira tras más de 50 años luchando por su barrio, de ahí que se le llame el alcalde de Lomo Apolinario.

Este 'alcalde' por aclamación vecinal colgó ayer las botas con 79 años en un acto al que faltó el auténtico alcalde, Jerónimo Saavedra, que a última hora declinó la invitación al homenaje por motivos de agenda. Le sustituyó la concejala del distrito, María Luisa Blanco.

"Yo llegué al Lomo Apolinario en 1956 cuando había cuatro casas y todo eran barrancos y estanques, el barrio estaba completamente abandonado y por eso me metí en el movimiento vecinal". En 1957, Pepucho dio los primeros pasos para crear una asociación de vecinos. "En aquel tiempo no había movimiento vecinal sino asociaciones familiares hasta que Fernández-Escandón [ex gobernador civil] las legalizó en los años 70".

"Yo era un chiquillo y recuerdo a Pepucho corriendo detrás de las carrozas, organizando las fiestas, yendo con papeles al Ayuntamiento... no paraba", rememora Francisco Falcón, que sucederá a Pepucho al frente de la asociación vecinal Tabona. "Gracias a él, muchas casas del barrio tienen luz y agua".

Líderes vecinales de otros barrios, concejales, políticos y muchos vecinos con los que ha crecido se acercaron ayer hasta el centro cívico a dar un abrazo a Pepucho. "Gracias, amigo, la bendición", contestaba a todos con su habitual coletilla, mientras enumeraba a la prensa parte de sus logros, un derecho que se ha ganado por méritos propios. "Yo he logrado que se le ponga nombre a 18 calles, que se hiciera la cancha, el parque infantil, que [el ex alcalde Emilio] Mayoral nos diera 25 millones de pesetas [150.000 euros] para el centro cívico, fundé el club de fútbol Apolinario...". El líder vecinal se atraganta de la emoción al recordar toda una trayectoria cargada de retos para su barrio e incluso para toda la ciudad. En 1993 entró como concejal en el Ayuntamiento de la mano del CCN, una carrera política que sólo duró dos años tras los cuales retomó la lucha vecinal. Al finalizar la entrevista, su despedida habitual. "Gracias, mi niño, la bendición".