Una inyección de talio, un elemento químico del grupo de los metales pesados cuya toma oral tiene un efecto letal, es administrada no obstante por vía intravenosa en pacientes que son sometidos a pruebas de radiodiagnóstico, para detectar sobre todo tumores, en los servicios de medicina nuclear de los hospitales.

Por eso, la presencia de viales de este producto (de 1,7 mililitros de capacidad) es habitual en los centros hospitalarios en los que se realiza este tipo de pruebas, explica Laura Piñana, vocal de Oficinas de Farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Las Palmas. "Se suministra por vía intravenosa para evitar el depósito de la sustancia radioactiva, que sí se produce si se ingiere oralmente".

Si esto sucediera, el organismo padecería diversos efectos secundarios como atravesar la placenta y llegar hasta el feto, contaminándolo, defectos hereditarios y necrosis local (en la zona del depósito radioactivo), si es que no produce el fallecimiento, señala la especialista.

El uso terrorista de este metal pesado se atribuyó hace años a los agentes de Saddam Hussein para vengarse de los adversarios políticos. Igualmente, se especuló con que fue la causa en 2006 de la muerte del ex espía ruso Litvinenko, aunque después se achacó al polonio-210.