El envenenamiento por talio genera reacciones adversas en el organismo tales como vómitos, fiebre alta y constante y convulsiones. Iván R. A., el enfermero detenido como presunto autor de la muerte por envenenamiento de su compañera sentimental, Laura Aróstegui, guardaba en su domicilio medicamentos a granel para combatir cada uno de los efectos del talio. Así, el detenido guardaba en su casa Primperán, barbitúricos, morfina, codeína, insulina y grandes cantidades de Nolotil.

En el registro domiciliario practicado en su vivienda el día de su detención, el pasado 13 de julio, los agentes de la Brigada de Homicidios encontraron gran cantidad de productos que no habían sido recetados por ningún facultativo, así como vías intravenosas de las que se utilizan en los hospitales para suministrar medicamentos. Los investigadores del presunto homicidio han ido analizando cada uno de los productos y, en algunos casos, para qué podrían utilizarse en una vivienda particular como la de la pareja de enfermeros.

De esta forma se conoce que el Primperán es un jarabe que precisa de receta médica y que se utiliza para combatir los vómitos; el Nolotil es un antiinflamatorio muy potente que se utiliza para combatir la fiebre; y que los barbitúricos, que también precisan receta médica, son utilizados para evitar las convulsiones. Los vómitos, la fiebre y las convulsiones son todos efectos derivados de un envenenamiento por talio, así como la alopecia, que también padecía la víctima en el momento del fallecimiento, el 11 de julio.

Además del Primperán, el Nolotil y los barbitúricos, los investigadores consideran que el acusado también podría haber inyectado morfina y codeína a su pareja, sustancias que podrían combatir las consecuencias del envenenamiento por talio. Todo ello junto a la presunta administración de altas dosis de insulina, a la que fue sometida Laura Aróstegui.