La industria naval española llega a su máximos resultados tecnológicos. Los nuevos buques de acción marítima de la Armada podrán ser pilotados y revisados desde centros de operaciones en tierra, gracias a sus sistemas de control remoto. El primero de los barcos que se encuentra en el Arsenal, el Meteoro, es al avanzadilla de las cuatro unidades que tendrán su puerto base en Las Palmas de Gran Canaria, y que irán llegando de forma escalonada hasta el próximo verano.

La nueva flota naval española reduce al máximo la presencia física de marineros en alta mar en favor de la implantación de la tecnología. Los nuevos sistemas instalados en los buques de acción marítima permiten aminorar los actuales 90 miembros de las viejas corbetas y patrulleras a una dotación de 45 como máximo, sin contar el personal externo en operaciones especiales.

Los mecanismos de control remoto permitirán que estos barcos, cuyo ejemplo real es el Meteoro que ya se encuentra en el Arsenal, es que pueden moverse desde tierra en operaciones sin gran exigencia técnica. Pero no es el único ejemplo de automatismo, ya que desde esos mismos centros de operaciones externos se puede conocer posibles deficiencias en el funcionamiento del barco. Es decir, algo similar a lo que sucede en la Fórmula 1. Incluso, las armas Mk 38 apostadas a ambos lados del buque se pueden disparar desde un centro de control, con una eficiencia máxima a largas distancias y mínimos riesgos humanos.

El capitán de corbeta David Fernández-Portal, resalta que estos nuevos buques suponen "un hito", ya que prácticamente toda la tecnología está desarrollada por la industria española, y muy pocos países pueden contar con ese privilegio. De momento, Venezuela ha comprado unidades españolas, y hay otros países interesados en hacerse con sus servicios.

El precio de un buque de acción marítima alcanza los 90 millones de euros, con un coste de mantenimiento muy inferior al resto, sobre todo en formación y gestión de una industria propia. Esta cantidad dista mucho de unidades similares como los fragatas F-100, que cuestan unos 500 millones.

Además, según el capitán de corbeta, es un barco "verde", ya que recicla sus residuos.

Uno de sus principales valores es que abre una baraja amplia de versiones para servicios alternativos, como salvamento marítimo y oceanografía. E irán relevando "de forma natural" a las viejas corbetas y fragatas.

La segunda unidad llegará a la Base Naval antes de final de año, y las dos restantes antes del próximo verano.