- Si se sigue el hilo del mandato anterior, se habrá encontrado con un montón de sentencias que cumplir y millones que pagar. ¿Puede explicar con detalle cómo está la situación?

- Con el tema de las sentencias ha habido más ruido que otra cosa. El Partido Socialista convirtió esto en el escudo de este departamento. Ese discurso incendiario de que no se puede hacer nada por culpa de las sentencias no lo comparto. La media de lo que se viene pagando desde 2007 es de siete millones y medio de euros. Había que gestionar más y eso que en el último mandato se ha recibido más dinero para inversiones a través de los planes Zapatero que nunca, 95 millones de euros extras que sin embargo no han servido para mejorar la imagen de la ciudad. Ahora mismo decían que tenían que destinar 8,8 millones de los remanentes a esto, pero me encuentro con que no se puede pagar, porque hay que poner 4,1 millones. Al pleno de septiembre hay que pagar la sentencia de las naves de El Rincón, que es la más gorda que tenemos, por 4,8 millones. Era otro de los temas enrocados, encontrándonos que incluso había que pagar menos. Me he pasado tres meses desatascando temas mal gestionados.

- Asume la Concejalía de Urbanismo sin prácticamente ni un proyecto en el horizonte. ¿Está la ciudad tan terminada como para no mirar al horizonte?

- Creo que la situación que atravesamos es difícil, corren tiempos complicados y duros, pero hay que aguzar el ingenio y demostrar que estamos comprometidos. Ahora hay menos, pero quizá podemos hacerlo mejor que antes. Insisto en que en estos años anteriores ha habido una inversión brutal que no se ha notado.

- ¿No se siente una concejala de Urbanismo devaluada por el tiempo que le toca?

- No me siento ni más ni menos que nadie. Todo lo contrario, entiendo el urbanismo al servicio de todas las áreas. Es un buen momento para hacer un urbanismo social, de acupuntura, porque un proyecto importante es el que soluciona un problema importante para una persona, haciendo que las prioridades de los vecinos sean nuestras prioridades. Deben ser los concejales de distrito los que nos traigan las necesidades de los barrios, y no que lleguen hasta aquí sin solucionarse.

- Entre los temas pendientes de sacar adelante está el parque acuático de la Cícer. El Ayuntamiento lleva cinco o seis años con esa obra al golpito...

- Confío en que antes de final de año podamos estar licitando. Se ha generado expectación entre las empresas. La empresa que gane el concurso tiene que terminar el proyecto y se le concederán entre 33 y 46 años de gestión. Los ciudadanos se van a encontrar con un complejo deportivo de primer orden y de máxima calidad, con tres piscinas, más una terapéutica, y salas para gimnasia. El tema de la subestación hay que resolverlo, pero lo hemos separado porque estaba afectando al proyecto. Queremos que salga de la Cícer, pero no a un extremo de la parcela, sino de allí.

- El Confital es propiedad del Ayuntamiento a cambio de una millonada. No se ha hecho nada allí, ni parece que la ciudad aproveche sus inmejorables condiciones. ¿Qué planes tiene?

- Las cosas tienen su precio. En muchos casos, comprar las cosas es para salvaguardarlas, no para actuar sobre ellas. El hecho de recuperar El Confital para la ciudad es muy importante. Lo que pide la gente del barrio es que se mejoren sus condiciones, con iluminación o papeleras.

- Hay un problema con la propiedad del paraje. ¿Cuánto debe el Ayuntamiento y cuándo va a pagar? ¿Se corre peligro de que haya que devolverlo?

- No existe ese riesgo. No vamos a cometer errores pasados, hay un convenio firmado y hay que cumplirlo. Ahora debemos 50.000 metros cuadrados en suelo urbanizable, el anterior gobierno ofreció una parcela en Marzagán, pero los dueños no quisieron. Y así está. Cuando tengamos el Plan General empezaremos a negociar.

- ¿Qué espera de las torres del Canódromo y qué hará si se ordena el derribo?

- No voy a elucubrar. Tanto puede ocurrir una cosa como la otra. De momento esperaremos. Lo que hay que hacer siempre, si se pierde el pleito, es sentarse y buscar salidas, pero no vamos a dar ningún paso. No fue una decisión salomónica la del anterior gobierno de dejar sin definir esa parte de la ciudad. Hasta que no se pronuncie la Justicia, no hay nada que decir.

- También pesa una orden de derribo sobre la Biblioteca del Estado. ¿Cómo va esto?

- Me he sentado ya con la comunidad de vecinos. Creo que nadie quiere que la biblioteca sea derribada y estamos negociando. No puedo hablar de cantidades y estamos en ello, no estamos muy alejados porque los vecinos quieren colaborar con el Ayuntamiento, he encontrado una buena disposición. Y, desde luego, no se va a tirar.

- El Plan General está a punto de pasar el trámite de la Cotmac. ¿Cuándo calcula que podrá empezar a desarrollarse?

- Es posible que este mes se pronuncie la Cotmac. Creo que una vez que esté aprobado no deberá existir ninguna pega desde el punto de vista jurídico, aunque no va a suponer grandes expectativas. El Plan General es una cuestión más burocrática, es sólo una adaptación.

- ¿Qué pasa con la venta de Emalsa?

- El papel del Ayuntamiento es de accionista y cliente. Estamos a favor de que prevalezca nuestro papel como cliente, para que el servicio se mantenga con la mayor calidad posible. No descartamos la venta, pero hay que estudiar la mejor solución. Vamos a estudiar todas las posibilidades, no nos cerramos a nada.

- ¿Cuáles son los planes para el área de Vivienda?

- Hemos puesto el énfasis en dos proyectos de rehabilitación, uno en la Vega de San José y otro en Escaleritas. En este barrio hemos adjudicado 184 viviendas en tres bloques, con obras en portales, patios, azoteas, escaleras, fontanería.... Y esto se va a notar en las próximas semanas. Ahora tenemos otras 40 adjudicadas que empezarán en obras enseguida. Luego, en la segunda fase de San José, en la calle León, actuaremos sobre 92 viviendas más.