La vigilancia privada en horario de mañana y de noche desapareció ayer de los parques vallados de la capital grancanaria. Un servicio que se venía prestando desde hace doce años en las principales zonas verdes de la ciudad, como Las Rehoyas, Casablanca III, Doramas, La Mayordomía o Juan Pablo II, y que a partir de ahora se verá reducido exclusivamente al horario de tarde (de 14.00 a 23.00 horas) y fines de semana (de 7.00 a 24.00 horas).

El motivo es que el nuevo contrato de mantenimiento de los parques, en vigor desde el pasado 1 de septiembre, no recoge, como hasta ahora, la obligación por parte de las adjudicatarias de contratar vigilancia, encomendada anualmente a Seguridad Integral Canaria por un total de 1,8 millones de euros. El Ayuntamiento reduce ahora esas cantidad, que entregaba a través de la empresa adjudicataria, en cerca de un 60 por ciento, es decir, se ahorra casi un millón de euros.

Hasta ahora eran 50 los vigilantes de esta empresa los que trabajaban cada día repartidos en los diferentes turnos de mañana, tarde y noche, pero desde ayer son sólo 20 los que continúan. Al no acudir ayer por la mañana a sus puestos de trabajo, los candados y cadenas de las puertas tuvieron que ser forzados por la Policía Local o por los propios trabajadores de cada parque. A partir de ahora serán precisamente ellos y no los guardas los que se encarguen de abrir a primera hora.

Según la concejala de Limpieza, Parques y Jardines, Carmen Guerra, se está haciendo "encaje de bolillos" para que los parques puedan continuar abiertos y no se queden sin vigilancia. "Hemos sido capaces de arreglar la situación que nos ha dejado el anterior gobierno socialista", dijo ayer Guerra en relación al nuevo pliego que no incluye vigilancia, algo que ya fue duramente criticado por el PP cuando estaba en la oposición.

Guerra explicó que por la mañana estarán en las zonas verdes los trabajadores de Parques y Jardines, por la tarde -cuando están más concurridos- continuarán los vigilantes de Seguridad Integral Canaria y por la noche permanecerán cerrados y sin vigilancia. Un hecho que no preocupa a la edila, que descarta que se produzca una oleada de actos vandálicos.

Una opinión opuesta a la del presidente de Seguridad Integral Canaria, Miguel Ángel Ramírez, que opina que la supresión de la vigilancia en horario de mañana y noche provocará que los parques se vayan deteriorando y que vuelvan a ser "nidos de botellón", como sucedía antes de que el por aquel entonces alcalde, José Manuel Soria (PP), decidiera instalar seguridad privada en las zonas verdes.