Una placa conmemorativa servirá para recordar su casi desconocida figura a partir de hoy en un ambiente eminentemente portuario, como es la plaza Juan Bordes Claverie, en el puerto de La Luz. Rafael Clavijo y Socas es uno de los pocos canarios que han alcanzado el grado de almirante en la Armada española, pero entre sus grandes méritos se incluye su condición de haber sido el autor del proyecto del Muelle de Las Palmas, en San Telmo. Ahora que se cumplen 200 años de la colocación de la primera piedra del viejo dique que se sumergió bajo la actual Avenida Marítima, la Autoridad Portuaria de Las Palmas, la Armada Española y la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria le rinden tributo dentro de las IV Jornadas Navales que se celebran en Las Palmas de Gran Canaria.

Rafael Clavijo y Socas recibió el encargo de hacer un proyecto para levantar el muelle en la Caleta de San Telmo, que el Ayuntamiento consideró en 1785 esencial para "el cómodo embarco y desembarco". Tras denegarse una propuesta inicial de Domingo de Nava en el fondeadero de Las Isletas, se le encomendó al ingeniero tinerfeño una opción alternativa en una zona más próxima al centro histórico de la ciudad.

El informe para el muelle de Las Palmas se presentó en 1789, según el cronista Juan José Laforet en su libro Almirantes oriundos de Canarias. Un año después, el municipio le delega la potestad para defender en Madrid esta propuesta en nombre de la Isla. La idea era construir un pequeño dique de sillería, que se emplazaba "sobre el marisco, que había en el lugar, adentrándose hacia el mar", según Alfredo Herrera Piqué, en 125 años de nuestro puerto.

El Rey accede a la sugerencia, y se le encarga al entonces jefe de Escuadra de la Real Armada que elabore un nuevo proyecto, que culmina en 1811 y que da pie al inicio de los trabajos. El día 30 de mayo de ese año se coloca la primera piedra en un acto en el que se encontraba Clavijo y Socas, junto a autoridades y mecenas.

El proyecto refleja la capacidad de los altos cargos militares de aquella época para embarcarse en obras de esta envergadura, gracias a su formación en ingeniería. Como curiosidad, se cuenta que en la obra intervinieron prisioneros militares franceses, que habían sido detenidos durante la batalla de Bailén y que fueron confinados a la Isla.

Rafael Clavijo y Socas cursó en Canarias sus primeros estudios, y presentó durante un tiempo sus servicios en las Milicias Provinciales de Canarias, donde alcanzó el grado de Alférez de Caballería. En su proceso formativo cursó estudios matemáticos.

En 1776 ingresó en el Cuerpo de Ingenieros Navales con el empleo de alférez de fragata e ingeniero extraordinario.

Tras permanecer embarcado en diversas unidades, siguió sus ascenso. Fue destinado en la escuadra del Almirante Mazarredo, durante la defensa de Cádiz de los años 1797 y 98, donde es ascendido a Brigadier e ingeniero director. En 1807 alcanza el grado de jefe de Escuadra.

Falleció en Cartagena en 1815 tras dejar la herencia del muelle de San Telmo, que permaneció en pie hasta 1954, al quedar enterrada por la construcción de la Ciudad del Mar y la actual Avenida Marítima.