Dieciocho años recién cumplidos, con una discapacidad del cuarenta por ciento y abandonado a su suerte. Un joven deambula por las calles desde hace seis meses después de que, tras cumplir la mayoría de edad el pasado mes de mayo, el centro de menores en el que residía lo pusiera en la puerta. Iván L. B. duerme a la intemperie y en estos seis meses se le ha visto en el parque San Telmo, en Tenerife y ahora en Lanzarote, donde se le busca. Su historia no es muy distinta a la de Víctor M. M., el otro joven al que Menores puso en la calle el día en que cumplió los 18 años.

Iván L. B. alcanzó la mayoría de edad el pasado 13 de mayo y pasó de un centro de acogida de menores a encontrarse abandonado a su suerte. Su madre, a quien le retiraron su custodia hace ocho años, hizo todo lo posible por acogerlo, pero no pudo por los problemas mentales que padece el joven. Su hijo sufre una discapacidad psíquica del 40 % y tiene problemas de adaptación. Al sentir que no podían hacerse cargo de él, acabó en la calle. La última vez que se le vio fue el martes. En Lanzarote.

La Dirección General del Menor y de la Familia del Gobierno de Canarias debería haber mantenido su custodia al tratarse de una persona con discapacidad que permanecía institucionalizada desde los 10 años. Sin embargo, el expediente de incapacidad, con el que le habrían prorrogado al área de menores su guarda legal, fue presentado en el juzgado tan solo dos semanas antes de que alcanzase la mayoría de edad, lo que impidió aplicar esta medida de protección sobre el joven.

Al verse sin un hogar al que acudir, Iván se buscó su propia familia, razón por la que se marchó a Tenerife en plena explosión del Movimiento 15-M y convivió junto a sus integrantes. Tras acampar y participar activamente en sus asambleas, volvió a Gran Canaria cuando terminó el movimiento social y se vio, una vez más, solo. Se instaló durante un tiempo en la calle Francisco Gourié, en la trasera del supermercado Hiperdino, pero se mantuvo a caballo entre los alrededores del parque San Telmo y Maspalomas.

A mediados de octubre, el joven Iván cambió nuevamente de aires, viajó a Lanzarote y se instaló en las calles de su capital, Arrecife, donde ya es conocido por su educación y sus buenos modales.

Crisis epilépticas

Iván nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1993. Fue el cuarto miembro de una familia de cinco hermanos. En su primer mes de vida, sufrió una serie de crisis epilépticas, lo que, unido a un sistema nervioso que no se había desarrollado adecuadamente, le provocaron la discapacidad que sufre hoy en día.

Hasta los 10 años, Iván creció junto a su madre y sus hermanos. Sin embargo, una denuncia por malos tratos y abusos contra uno de los miembros de la familia y la falta de recursos económicos para mantener a los pequeños obligaron al Gobierno a encargarse de la educación y protección de los cinco niños.

El área de menores se hizo cargo de Iván y durante los años que ha estado institucionalizado ha vivido en cinco centros de acogida de menores diferentes, algo que es calificado como "maltrato institucional" por fuentes cercanas a su caso.

Una de las personas que lo ha cuidado le cataloga como "un chico afectivo y muy cariñoso, que cuando te veía se te tiraba encima", pero también reconoce que era un niño dado a fugarse y a meterse en líos. Este es el motivo de que se le hayan abierto varios expedientes de reforma y de que haya acabado en varios reformatorios.

Iván vive ahora en Lanzarote. La última vez que una institución oficial lo vio fue el pasado 15 de noviembre, cuando fue detenido y pasó a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 de Arrecife, por una requisitoria del Juzgado de Menores número 2 de Las Palmas de Gran Canaria. Fue puesto en libertad aquel mismo día.