- Primero rescata La Gran Marina y luego quiere llevarse la regasificadora a La Isleta cuando la gente anda más preocupada por llegar a fin de mes. ¿Lo hace porque aspira usted a liderarlo todo?

- [Se ríe y luego lo piensa mucho]. En los primeros meses del mandato he estado trabajando en la reorganización de los servicios municipales. Esa tarea está razonablemente orientada, que no resuelta. Creo que en la labor de un alcalde de una ciudad como la nuestra debe también alzar la mirada hacia el futuro, y en ese contexto están los mensajes de los proyectos de la recuperación del istmo de Santa Catalina, que no La Gran Marina, y la regasificadora. En relación al gas, nada más lejos, aunque lo pueda parecer, que yo desee que se coloque en el Puerto. Pero sí quería rebelarme contra la parálisis económica de la isla y de aquellos que la toleran. Nuestra ciudad no se lo puede permitir.

- ¿No teme despertar los recelos de José Manuel Soria, o está perfectamente al corriente de sus planes?

- Mis planes no son esos. Sino ejercer mi deber como alcalde de la ciudad, y mis responsabilidades, y tengo el respaldo pleno y absoluto de mi presidente y de mi partido.

- ¿Es usted consciente de que propone cosas que parecen ciencia ficción por los tiempos que corren, en los que apenas hay dinero para sostener los servicios esenciales?

- En absoluto. Procuro combinar ambas tareas, y para eso tengo un magnífico equipo que me ayuda a diseñar una estrategia de futuro. Tendría un mal equipo si me pasara el día en lo urgente o en lo inmediato. Estoy en la obligación de mejorar los servicios públicos y también en mirar al horizonte. Es posible afrontar esos proyectos porque creo que parte de la terapia para salir de esta situación es tirar de proyectos que ilusionen, que dinamicen y que motiven la recuperación económica, y el del istmo de Santa Catalina lo es. Mucha gente me anima a que siga adelante con esto y yo siempre tengo en la boca el dicho de que burro cargado encuentra camino, que es una expresión muy ilustrativa de que tenemos que fijar unos objetivos para alcanzarlos, y porque sólo así podemos conseguirlo. Como los retos de un deportista o un comercial de ventas. Si yo no pongo el nivel alto no pasaré de lo cotidiano y de lo urgente. Me parece que el reto de conseguir conectar el Mercado del Puerto, el Castillo de La Luz y Las Canteras no es ciencia ficción. Se puede hacer y necesito tirar de este proyecto.

- Su propuesta de soterrar la Avenida Marítima necesita una gran inversión. ¿Maneja algún cálculo?

- He lanzado ese mensaje en primer lugar porque considero que es, de todas las obras de infraestructuras de futuro, la más importante en términos cuantitativos y cualitativos de Canarias. A la ciudad llega media isla cada día a trabajar. Ya sé que cuesta mucho dinero, pero igual que se hizo la Circunvalación, se puede hacer este proyecto, con ayuda del Gobierno de España y del de Canarias. No manejo cuánto puede costar, pero sí veo la obra terminada, veo unido el mar del Puerto a Las Canteras, donde poner un acuario, una marina de yates, un gran flujo de actividad cultural, deportiva, de ocio y de pequeña actividad comercial. Las Alcaravaneras está partida por la Avenida Marítima y también hay que resolverlo. Hay que suturar la herida física que supone la autovía entre la ciudad y el mar. Esto lo veo, lo tengo dibujado en mi cabeza.

- Sea como sea, será una millonada muy difícil de afrontar por la Administración. En ese caso, ¿es partidario de la financiación privada, mediante un peaje como se llegó a barajar en una ocasión?

- No lo veo. Es una inversión pública en la que tienen que invertir el Estado y la Comunidad Autónoma. ¿O es que ya con la cuarta fase de la Circunvalación se resuelven los problemas? En términos reales son más caras las carreteras del Norte que ésta. Estamos hablando de 400.000 almas que se van a beneficiar en esta ciudad, más todas las que vienen cada día. No es ningún capricho, es una obra esencial que nos permitirá dar un gran salto, convirtiendo la ciudad en una gran plaza para la acogida de todas las civilizaciones que se van a alojar en África Occidental. Las Palmas de Gran Canaria va a ser para África lo que Singapur es para Asia. Es convertirla en la gran plataforma logística y de servicios de África Occidental, y ser atractivos para compañías americanas, chinas, indias... que nos tienen que ver como su gran plataforma de entrada y de servicios, su cuartel general de inversiones. Son hechos que yo veo, tenemos que ser los catalizadores de todas las fortalezas que tiene la ciudad: su puerto, su historia, su tradición comercial, sus equipamientos, sus instituciones, sus herramientas fiscales como la ZEC y la Zona Franca... Y en el desarrollo de todas esas fortalezas voy a trabajar, y no voy a dejar que sea el Gobierno de Canarias el que lidere, o nos haga creer que lidera el desarrollo de esa fortaleza. No creo que el Gobierno desee eso, porque siempre pensará que para que esta ciudad se desarrolle también tendrá que hacerlo la otra capital, y eso no hará sino frenar nuestro desarrollo.

- Con la autovía enterrada se podrá conectar la ciudad y el mar. ¿Qué habrá arriba? ¿Viviendas, hoteles...? El Puerto ya ha dicho que cede el suelo, pero a condición que no sea para negocios de ese tipo.

- No creo que sea necesario ocupar ese espacio con usos residenciales. Tenemos que ser ambiciosos, pero teniendo los pies en el suelo. Se puede habilitar una marina, ocio deportivo, cultura... Si la apuesta es ambiciosa, y el lugar lo convertimos en excelente, la afluencia de visitantes y turistas a equipamientos como un acuario, puede ser lo suficientemente importante para que un inversor ponga su dinero, pero sin necesidad de hacer viviendas, y no sé si hoteles, que es algo que ahora mismo no me preocupa, porque tengo la prioridad de hacer viable el Santa Catalina y el que se construya en El Rincón.

- ¿Haber abierto este debate marcando ya los lugares donde se debe deprimir la autovía, en Belén María, el Istmo y el Guiniguada, no entraña un riesgo de fracaso?

- No estoy improvisando nada ni el debate es nuevo. Sólo estoy rescatando proyectos sobre los que hubo unanimidad. Otra cosa es que los intereses de algunos no estuvieran satisfechos.

- ¿Quiénes son esos algunos?

- Me refiero a empresarios y arquitectos que pensaron que no se veían reconocidos en las actuaciones que iban a salir en el istmo de Santa Catalina. Pero no quiero entrar ahora en aquello, sino centrarme en la solución de cómo sacar el tráfico del Puerto, para lo que hay muchas posibles alternativas, y algunas de ellas están fuera de nuestro alcance. Creo que está maduro el proyecto de crear una gran plataforma peatonal desde el Woermann hasta el mar, y Torre Las Palmas. Veo la autovía deprimida entre Torre Las Palmas y el Woermann, y también lo veo en el Guiniguada.