Los técnicos municipales iniciarán después de las fiestas navideñas la revisión de la seguridad de las azoteas de 250 edificios de Las Rehoyas, con una antigüedad de más de 50 años, para evitar que se vuelva a repetir lo ocurrido el pasado miércoles con el desplome del forjado de un techo de un inmueble de la calle Santa Luisa de Marillac.

El objetivo de la inspección es averiguar si hay azoteas sometidas a un sobrepeso como el de la casa que sufrió el derrumbe por un bidón de agua. "El problema que nos preocupa en estos momentos es comprobar si las azoteas están preparadas para afrontar la carga" de bidones de agua o de cuartos trasteros, indicó ayer la teniente de alcalde, María del Carmen Hernández Bento. "Si en algún caso la seguridad está en riesgo, se afrontarán las obras de inmediato, aunque tengamos que asumir nosotros su financiación", en el caso de que los propietarios no estén en disposición de afrontar el pago de las mismas, sostuvo.

La responsable de Urbanismo reconoció que en Las Rehoyas hay unas 2.000 casas del viejo Patronato Francisco Franco que precisan de un plan de reposición, debido al mal estado en que se encuentran, pero señaló que por ahora se realizará el chequeo del estado de las azoteas para garantizar la integridad de las familias que viven en estas viviendas.

Los técnicos cifran en 400 millones de euros la inversión que se necesita para tirar las casas y construirlas de nuevo, como se hizo en El Polvorín o la operación que se está iniciando en Tamaraceite. Bento admitió que, debido a su alto coste, la operación no se podrá hacer a corto plazo, sino en varias fases. No obstante, aseguró que peleará ante el Gobierno central y el Ejecutivo canario para conseguir la inversión suficiente que permita afrontar la renovación de las casas.

Mal estado

"Son viviendas que están mal porque fueron construidas en los años 60 y no han tenido un mantenimiento adecuado. Vamos a pelear con el Estado y la Comunidad canaria", sostuvo Bento, "para declararla como zona de reposición".

Por otro lado, los vecinos del edificio afectado por el desplome durmieron el jueves por la noche en sus casas tras permanecer un día desalojados.

Varios vecinos se quejaron de la falta de agua de abasto, que aún no ha sido repuesta y exigieron la solución del problema. "Sólo pedimos poder disponer de las condiciones mínimas para vivir. Estamos con garrafas desde ayer", denunció ayer un residente. Operarios municipales terminaron este viernes con la obra de reparación del techo. Ahora habrá que esperar a que se seque la obra para concluir dentro de unos días el arreglo.