La Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria ha detectado un considerable incremento del fenómeno del botellón en la ciudad en el último año y medio, resurgimiento que achacan a la crisis económica y a la falta de medios de los más jóvenes para gastarse seis o siete euros por un combinado en un local de moda de la capital. Varios jóvenes que bebían en la calle confirmaron el pasado viernes por la noche a LA PROVINCIA / DLP este hecho y aseguraron que cada vez más se ve entre los grupos del botellón a menores de edad consumiendo alcohol.

Las fuentes consultadas de la Policía Local -agentes y mandos de las unidades que patrullan las calles las noches del fin de semana- reconocen también este incremento del número de adolescentes entre los jóvenes del botellón, mayoritariamente, veinteañeros y estudiantes. Aseguran los agentes que al haber más gente en la calle bebiendo también hay más menores y que estos suelen compartir las mismas calles y plazas que el resto, aunque también tienen sus particularidades.

Efectivos del Grupo Operativo de Intervención y Ayuda (GOIA), confirmaron que se han encontrado numerosas veces a menores consumiendo alcohol en las calles aledañas a las discotecas en las que se celebran matinés para adolescentes y en las que está rigurosamente prohibida la venta de alcohol. Aseguran las mismas fuentes que estos menores suelen ser más conflictivos que el resto ya que tienden a armar jaleo junto a zonas residenciales y molestan a los vecinos, sobre todo los sábados por la tarde y primera hora de la noche. Estos menores suelen concentrarse junto a la calle Luis Morote, en el Puerto, y al final de la calle Mendizábal, en Vegueta, donde se ubican sendas discotecas de matiné. Los vecinos de Vegueta se quejan también de que suelen encontrarlos bebiendo en la mismísima plaza de Santa Ana junto con veinteañeros.

Los policías consultados aseguran que cuando encuentran a un menor bebiendo se le suele identificar y quitar la bebida, pero poco más porque, dicen, no cuentan con suficientes efectivos por las noches como para esperar a que los padres vayan a buscarlo. Sólo se atiende de manera especial estos casos cuando hay menores implicados en algún altercado. Las mismas fuentes reconocen que tienen órdenes de ser algo tolerantes con el resto del botellón, los de mayores, siempre y cuando este no suponga una molestia para el descanso de los vecinos. Por eso se suele hacer la vista gorda con las concentraciones de bebedores en las plazas del Intercambiador y de La Música, las mecas del botellón en la capital. Donde si actúa la policía para disolver a estos grupos es zonas como la Casa del Marino, campo de golf de La Minilla o el parque Romano, lugares en los que también se concentran los aficionados al botellón.

Los agentes afirman haber detectado que el botellón se expande por pequeños grupos en las calles residenciales aledañas a calles como Franchy Roca, donde se concentran hasta cinco discotecas en apenas cien metros.

Tampoco ayuda que muchos comercios de 24 horas sigan vendiendo alcohol después de las 22.00, como han denunciado los agentes, o que se vendan de forma ambulante e ilegal cervezas y licores con carritos y neveras en la plaza de La Música.