Las denuncias por ruido nocturno generado por bares y terrazas de copas son el principal motivo de preocupación de la Policía Local, más allá incluso del botellón, un fenómeno que el Ayuntamiento asegura tener controlado. Y es que ocho de cada diez denuncias que llegan a la guardia urbana cada noche están motivadas por contaminación acústica generada en establecimientos de ocio o su entorno.

El concejal de Seguridad, Ángel Sabroso, aseguró ayer que los problemas actuales del ocio nocturno capitalino "radican en los ruidos y molestias que generan los clientes al salir de bares, pubs y discotecas", pero no los jóvenes que toman copas en la calle. "El fenómeno del botellón en Las Palmas de Gran Canaria no genera grandes problemas, hay tres o cuatro puntos muy controlados, en zonas alejadas de las áreas residenciales, como la plaza de la Música o el intercambiador de Santa Catalina".

En cambio, apunta Sabroso, "el 80% de las llamadas nocturnas que recibe la Policía Local son por denuncias por ruido". En este sentido, explica, algunas calles "son permanentemente controladas por la policía, como Sargento Llagas, Secretario Artiles, Franchy Roca, Colmenares, Cano o Juan XXIII". El edil admite que es "un problema de difícil solución" porque cuando los locales cumplen con la normativa son los ruidos que provienen de la propia calle los que generan las molestias.

Sabroso hace en este contexto un llamamiento a los propietarios de los bares y terrazas, a los que sugiere que convenzan a sus clientes de que no hagan ruido al salir. "Es necesario que los titulares de esos locales tengan una actitud proactiva para con ellos, y evitar los ruidos justo en la entrada de sus establecimientos", ya que, advierte, "la constancia del Ayuntamiento en su control no se reducirá".