Con la emoción saliéndoles por las orejas y algunas lágrimas por las enormes barbas de dos de ellos, más de 5.000 niños y mayores recibieron ayer al mediodía bajo un sol de justicia a los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, que llegaron de Oriente en tres barcos que atracaron en el Muelle de Santa Catalina.

Como si de los Beatles hace 45 años se tratara, los enfervorecidos y menudos fans de los magos de Oriente no dejaron de gritarles y alargarles las manos para encontrar ese saludo y ese beso con el que colmar sus ilusiones. Muchos de los infantes, y algún mayor a escondidas, acudieron con sus cartas de peticiones para entregarlas en mano a los mismísimos Reyes no vaya a ser que Correos se atasque y eso de los email no sea un buen negocio. Los chiquillos no dejaban de recordarles de viva voz a los embajadores de Oriente las listas que iban escritas en sus misivas. "¡Gaspar, Gaspar! Quiero una Monster High", berreaba una niña de apenas seis años alongada sobre la valla amarilla que la separaba de los Reyes. "Melchor, no te olvides de traerme la bici", le recordaba otro, poco modesto.

Y los magos, pacientes, no dejaban de sonreír y preguntar a cambio a los pedilones: "¿Han sido buenos este año?" Y la respuesta era casi unánime: "Sí, claro". Los más afortunados lograron hacerse unas fotos con los Reyes aunque los más pequeñitos pataleaban con sus padres asustados por las pintas de aquellos señores con sus impresionantes barbas, túnicas y enormes tocados.

Los tres reyes fueron recibidos con todos los honores por el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, y otras autoridades locales que les dieron la bienvenida y les pidieron generosidad con todos los vecinos de la capital, especialmente los niños. "He hablado en los últimos meses con muchos niños de la ciudad, de todos los distritos, y todos me han confesado que han sido buenos y por eso pido a sus majestades que ni una sola casa de la capital se quede sin regalos ni juguetes esta noche", dijo Cardona mientras les hacía entrega de la enorme llave que anoche abrió las puertas de todas las viviendas del municipio.

Tras subirse a un escenario para pedir a los niños que se acostaran pronto anoche, los tres Reyes Magos se montaron en unos modestos coches antiguos descapotables y salieron del muelle entre la escandalera y el griterío de la chiquillería, a coger fuerzas para la larga cabalgata que les esperaba unas horas después. "¿Y cómo entran en casa, papá?" "Tú acuéstate pronto y ya verás", contestó el progenitor.