En el presente año que acaba de comenzar se cumplen los dos siglos de la llegada a Gran Canaria del primer Miller que por azar del destino naufragó en la costa de Fuerteventura en el año 1812 a causa de un ataque pirático, cuando con 14 años de vida iba en un velero con destino a la isla de San Cristóbal en el Caribe. Se trataba del escocés Diego Swanston Miller. Este, como pudo, se trasladó luego a Gran Canaria, siendo acogido por el comerciante francés Francisco Gourié, que le dio trabajo como auxiliar. Su olfato para los negocios pronto se despertó y terminó montando su propio comercio en la calle San Pedro de esta ciudad, lindando con el barranco Guiniguada. Ante la prosperidad del mismo hizo llamar a Escocia a algunos familiares para ayudarle, entre ellos a su primo, Tomás Miller Swanston, que llegó a la Isla con 18 años en 1824.

Este también terminó independizándose de su primo y montó su propio comercio, siendo el inicio del imperio del Grupo Miller en Gran Canaria inaugurando en 1854 un edificio de dos plantas en la calle mayor de Triana nº 46, que hoy sigue en pie. En 1865 se da entrada en la sociedad con el nombre de "Tomás Miller e Hijos" a sus dos descendientes mayores Diego y José Miller Vasconcellos. Al morir su padre en 1885 se crea dos años más tarde en 1887 la nueva empresa "Miller y Compañía" con la participación de sus hermanastros Tomás y Enrique Miller Wilson. Luego en una nueva escritura suscrita en 1907 únicamente figuraban como socios los hermanastros Diego y Tomás. Cinco años más tarde, en 1912 se dio entrada en la sociedad a los hijos de Diego, Tomás y Enrique Miller Parry. De los diez hijos que tuvo Diego Miller Vasconcellos, únicamente siguió con el negocio más tarde el más pequeño de ellos, Gerardo Miller Parry (1889-1982). Este con su muerte cierra el capítulo de dos siglos de los Miller en Gran Canaria.