La paralización en que se encuentran las obras del centro de salud de Costa Ayala, en el que no se mueve un bloque desde hace más de tres años, ha provocado la movilización de los vecinos, que exigen que se retome la terminación de este equipamiento de manera urgente.

Vecinos de los barrios de Costa Ayala, Cañada Honda, Lomo Rincón, Ladera Alta y Casa Ayala y miembros de la Federación de Medianías se reunieron el pasado miércoles para analizar el problema y acordaron emprender movilizaciones para protestar por el parón de las obras.

"Los vecinos no queremos seguir esperando por la finalización del centro de salud y estamos hartos de las mentiras de anteriores consejeros de Sanidad que nos prometieron que las obras se iban a reanudar", señaló Marcos Santana, secretario de la Federación de Vecinos de Medianías y presidente de la asociación de vecinos El Atlante de Cañada Honda y Lomo El Rincón.

Santana explicó que la consejera de Sanidad, Brígida Mendoza, se reunió el pasado mes de febrero con los vecinos, a los que dijo que la reanudación de las obras está pendiente de un dictamen del Consejo Consultivo de Canarias en relación al desacuerdo existente entre el departamento sanitario y la empresa adjudicataria VVO Construcción. La empresa dejó las obras a medias y el centro sólo tiene construida la estructura, por lo que el Gobierno canario tendrá que rescatar primero la obra para luego adjudicarla de nuevo.

Por esta razón, los vecinos emprenderán movilizaciones para exigir al Gobierno que agilice los trámites, de cara a poner en marcha los trabajos lo antes posible.

Gamberros

El abandono del centro ha propiciado ataques vandálicos por parte de los gamberros, que han desvalijado todo el material de valor que había. "El vallado se está deteriorando y existe el riesgo de que las planchas se echen a volar", advirtió Santana, quien denunció los trastornos que causa a los vecinos el retraso en la apertura del centro de salud.

Más de 5.000 residentes en la zona se ven obligados a desplazarse a los centros de salud de Tamaraceite y Guanarteme. Ambos centros sufren una gran masificación, una circunstancia que provoca la indignación de los vecinos, que no ven la hora de que les abran el consultorio en una zona más cercana a sus casas. El centro tenía inicialmente una financiación de 1,6 millones y un 75% de dicha cantidad la aportaba la Unión Europea.