Seis millones de euros. Esa es la cantidad que dejó de invertir el Club Natación Metropole en la ciudad al impedirle el Ayuntamiento llevar a cabo la reforma de sus instalaciones en el 2007 por no ajustarse a la normativa municipal. La entidad privada, que ya en el 2009 presentó alegaciones, asegura que acudirá a los tribunales después de que en el nuevo Plan de Ordenación Urbanística Municipal, que está en su última fase de tramitación, se vuelve a denegar su propuesta de remodelación.

Ni con el Partido Popular en el Gobierno municipal, ni con los socialistas. Al veterano Club, que ha dado más de una treintena de olímpicos en diversas disciplinas deportivas desde su fundación en 1934 en el antiguo Hotel Metropole y donde hoy se encuentran las dependencias municipales, no le va a quedar más remedio que acudir a los tribunales si quiere acondicionar sus instalaciones, que se han quedado pequeñas y obsoletas por el aumento del número de socios y las exigentes normativas respecto a Sanidad y accesibilidad.

En la actualidad, el Club cuenta con 15.000 socios, 850 deportistas federados -el 60% no son socios- y apenas recibe un 2,4% de subvenciones públicas. Sólo en desplazamientos para los deportistas, el club gastó el pasado año 4.000 euros. A pesar de su apoyo y fomento al deporte, tanto el PP como el PSOE defendían esta semana el trabajo de los funcionarios de Urbanismo aunque entendían que el Metropole acudiera a los tribunales.

El polémico proyecto surge en el 2006. La junta directiva dirigida por el actual presidente del Metropole, Manuel Herrera Macario, propone una remodelación de las instalaciones para reorganizar los distintos usos sociales y deportivos que tiene el Metropole.

El Club quiere facilitar el acceso a todas las personas con movilidad reducida a todas las dependencias. Además de eliminar el tránsito de usuarios de la calle por las piscinas para entrar en los vestuarios. También quiere que las nuevas instalaciones permitan en un futuro aprovechar las energías renovables.

El proyecto, para el que se abrió un concurso público al que se presentaron 16 estudios de arquitectura, algunos de ellos con propuestas muy futuristas que variaban considerablemente el perfil actual del Frente Marítimo, contó incluso con las críticas de un sector de los socios que acusaron a la directiva de querer dar un pelotazo con la operación. Aunque los socios no tendrían al parecer que realizar ninguna derrama ya que se pediría un crédito para la rehabilitación por 25 años.

La propuesta que resultó ganadora fue la del estudio Además Arquitectos. El proyecto consistía en reformar la entrada de acceso y la planta en donde se encuentran la mayoría de las dependencias del club, donde se instalaría la cafetería. Las canchas de frontenis y squash se mantenían, pero bajo su suelo se construirían dos piscinas cubiertas. Una de ellas de 25 metros y la otra, para enseñanza.

Las tres piscinas actuales, las dos olímpicas y la de 25 metros, se reformarían mientras que el graderío de la zona sur, pegado a la terraza Tao -anteriormente conocida como Romana- sería demolido para albergar un nuevo edificio donde habría vestuarios y salas de masaje y fisioterapia. También se modificarían los locales de la Escuela de Natación para albergar un nuevo gimnasio.

Pero había un escollo: la entrada de acceso a las instalaciones, para la que el estudio Además Arquitectos había diseñado una interpretación del logotipo del club más moderna.

Entre las justificaciones que hace el Área de Gobierno de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Vivienda en el 2007 para tirar atrás el proyecto atrás es que "la ampliación de la edificación central con una planta sobre la rasante del paseo, alcanzando una altura de 4 metros y una superficie construida de 1.131,65 metros cuadrados y la inclusión de dos anillos sobreelevados incorporando las luminarias actúa como elemento unificador del conjunto, pero también aumenta su altura aparente, y con ello su incidencia".

La resolución municipal añadía que la "configuración tradicional del Club, como espacio deportivo abierto y sumergido en el espacio libre circundante que permite la percepción de los elementos de jardinería del Parque Ciudad Jardín (concebido actualmente como un espacio continuo no edificado) se ve ahora alterado con este proyecto por la aparición de volúmenes sobre rasante de considerable presencia urbana".

La indicación de no superar la rasante no era, sin embargo, un tema nuevo. Ya en 1958, el Ministerio de Obras Públicas otorgaba la concesión de que el Club se instalara en los terrenos ganados al mar por la construcción de la Avenida Marítima siempre y cuando la edificación "no sobrepasase la rasante del paseo Alonso Quesada y se situara frente al colegio Salesiano", tal y como figura en el libro Doce presidentes para un club, escrito por Gonzalo Lorenzo Díaz, con motivo de las bodas de platino de la entidad deportiva. El Club estaba dispuesto a efectuar cambios, pero las negociaciones con los socialistas, entonces en el Ayuntamiento, que incluso llegaron a promover su traslado al barranco Guiniguada, no fructificaron. El Metropole esperó, pero con el PP tampoco ha habido suerte.

El gerente Luis Nantón se mostraba seguro esta semana de que los tribunales les darán la razón. E insistía en que los políticos en ningún momento les han puesto trabas sino que el impedimento procede de algún "funcionario urbanístico" que aplica a la parcela deportiva las acotaciones urbanísticas de las viviendas unifamiliares de la emblemática Ciudad Jardín. Los propios responsables del proyecto Además Arquitectos tampoco entienden el "excesivo recelo a la mínima intervención sobre rasante" que planteaban para el Club más si cabe cuando existe colindante a ellos una terraza al aire libre -Tao- de "tamaño superior en volumen, altura y dimensiones" que es una edificación. Mientras subrayan que el proyecto fue escrupuloso con la normativa vigente.