Un grupo de pequeños de entre seis meses y tres años con sus mamás reinauguró ayer la piscina del Centro Insular de Deportes tras más de dos años cerrada para reparar las filtraciones de agua que sufría y que suponían un riesgo tanto para las personas que acudían al recinto como para el edificio al ser una pileta instalada en la primera planta del centro deportivo. La reforma, la cuarta que se realiza en 24 años de vida del complejo, ha costado aproximadamente 700.000 euros. La piscina se abre oficialmente al público en general el próximo lunes y ya hay lista de espera.

El consejero de Deportes del Cabildo insular, Lucas Bravo de Laguna, aseguró durante la reapertura -a la que también acudió el presidente de la institución insular- que confía en que la piscina no vuelva a tener los mismos problemas que en el pasado a partir de los informes técnicos. "A priori lo que nos dicen los técnicos es que no va a suceder nada extraño más que los arreglos normales que con el paso del tiempo haya que acometer. Esperamos que así sea".

Montse Alcántara, técnico de la obra, explicó que la piscina sufría filtraciones tanto en la parte interior del vaso como en muros perimetrales que produjeron "daños en la estructura como tuberías oxidadas y pérdidas de hormigón. Ya no sólo era un problema de estanqueidad sino de estabilidad del vaso".

Alcántara indicó que la reforma ha permitido adaptar la piscina, con un aforo de 78 personas, a toda la normativa actual de accesibilidad, seguridad e higiene.

El consejero, que departió con las mamás -algunas de las cuales estaban encintas cuando se cerró la piscina-, espera que en unos días el número de abonados llegue a los 2.200 con que se contaba cuando se cerró la instalación aunque en la puerta de entrada ya afirmaron que hay "lista de espera". Los primeros bañistas recibieron del Cabildo unos manguitos, patos de plástico y un churro para aprender a nadar.