En la tarde del jueves 1 de abril de 1982 el puerto de La Luz vivió una situación de extrema alarma que amenazaba tragedia. El gran petrolero Universe Explorer, de 273 toneladas y una eslora de 337 metros llegaba a la bahía para una estancia de seis meses. La subida del precio del combustible y el descenso del consumo mundial llevó a este gran navío a suspender su actividad durante un largo periodo.

Sus grandes dimensiones demandaban un amplio dique aunque su maniobra de atraque era delicada y extremadamente compleja. La dificultad aumentaba por la existencia, en dicha zona, de una estructura de hormigón que soportaba 22 tuberías de suministro y carga y descarga de combustible. Tras una milimétrica maniobra, de forma inesperada, la cadena de un ancla detuvo la proa del barco que giró sobre ese punto impactando de popa contra el paramento del muelle.

50 toneladas de fluido se derramaron al mar. La rápida actuación ante el desastre impidió que la mancha se extendiese más allá de la barrera flotante y evitó daños mayores en el entorno marítimo. Las consecuencias del vertido podrían haber sido fatales.

Otros buques corrieron la misma suerte, como fue el caso del Carola Schulte, que quedó con la proa dentro del muelle por el impacto, el vapor inglés City of Hull que chocó el invierno de 1951 y el polaco Lotz, que dejó al puerto durante horas sin suministro ni alumbrado al romper con el golpe varias tuberías.