"Si no me vuelven a operar me quedo en silla de ruedas". Raniero Brando Pino sufrió en febrero de 2010 un accidente de coche. Entraba en una rotonda de la capital grancanaria y otro vehículo le dio por detrás. La operación quirúrgica, aparte de una cicatriz de 23 centímetros en la espalda, le dejó una "limitación muy importante de la flexión y la extensión lumbar", así como un dolor intenso en la pierna de derecha que "no cesa", según la médico forense que lo exploró en enero del año pasado a instancias del Juzgado de Instrucción número 4 de Las Palmas de Gran Canaria.

Sin embargo, pese a la existencia de esas lesiones, la Seguridad Social le ha retirado la incapacidad permanente en mayo de este año, después de que Raniero interpusiera una denunciara por negligencia médica contra el neurocirujano que le operó de la columna.

"Llevo 12 años con los mismos padecimientos de fibromialgia, incluso el juez amplía mi incapacidad como consecuencia de la operación derivada del accidente, pero van y me quitan la pensión porque he denunciado al médico que me operó", sostiene el perjudicado. Raniero obtuvo en 1998 una primera incapacidad por los dolores musculares de esa fibromialgia.

"El problema es que me fastidiaron una vértebra al ponerme uno de los tornillos y nadie quiere hacerse responsable, ni la Seguridad Social ni el doctor Ojellón, que fue el cirujano que me operó a través del seguro", explica Raniero.

En la intervención le colocaron seis tornillos y cuatro barras laterales y estabilizadoras, una estructura destinada a sujetarle la columna vertebral. "Ahora me aconsejan retirar todo el material invasivo, incluso me tienen que hacer un injerto de mis huesos para soportar la espalda", añade el denunciante.

Raniero logró que el seguro costeara la operación tras conseguir que el Juzgado reconociera su derecho a recibir asistencia médica. "Me busqué al mejor cirujano, pero me he visto obligado a denunciarlo por negligencia y abandono de su deber profesional", prosigue el afectado, "porque ahora dice que no tiene mi historial clínico, ha cerrado la consulta y le pasa el problema a la Seguridad Social". Este periódico llamó ayer varias veces al despacho del doctor, pero nadie respondió al teléfono.

Raniero no sólo ha recurrido a la vía penal, sino que también ha presentado en la jurisdicción social la correspondiente demanda para tratar de recuperar su pensión. Su día a día no está siendo fácil. "Hay mañanas en las que no tengo fuerza en las piernas. No puedo ni doblarme para ponerme la ropa interior", se lamenta el expensionista, que vive entre grandes dificultades para conciliar el sueño y una fuerte medicación que ronda las 20 pastillas diarias.