El Puerto de Las Palmas remató ayer la ampliación del muelle que permitirá atracar a cinco cruce-ros con 15.000 turistas en Santa Catalina al mismo tiempo. La obra estará finalizada en su totalidad para el comienzo de la próxima temporada alta de invierno, y cuenta con un presupuesto de 4,2 millones de euros. La ciudad acogió el pasado año a 425.881 cruceristas, con un crecimiento anual de casi el 41 %.

El primer muelle del antiguo Puerto del Refugio de La Luz sigue creciendo. Si el 26 de febrero de 1883 se colocó la primera piedra en Santa Catalina, ayer tuvo lugar la colocación del último cajón de la nueva ampliación. La operación se pudo completar después de que una avería el viernes en el remolcador que debía mover la pesada pieza de hormigón retrasara el programa de trabajo.

La Autoridad Portuaria de Las Palmas adjudicó la obra a las empresas Syocsa-Inarsa y FCC por 4,2 millones de euros y un plazo de ocho meses. Esta importante obra permitirá el atraque de hasta cinco barcos a la vez en Santa Catalina y a casi 15.000 pasajeros, frente a los tres buques que pueden hacerlo en estos momentos, aunque uno de ellos debe ser de tamaño medio.

Las limitaciones portuarias han provocado que en ocasiones algunos de estos cruceros tuvieran que recalar en otros muelles, con la incomodidad que eso supone para el traslado de los pasajeros hacia el centro de la capital.

Buenas perspectivas

El proyecto trata de dar respuesta a un negocio en plena expansión. El año pasado Santa Catalina recibió a 425.881 turistas, un 41 % más que en 2010. Y las perspectivas para las próximas temporadas siguen siendo alentadoras, a pesar del reposicionamiento de algunos de los barcos.

El reto, según ha declarado en alguna ocasión el concejal de Turismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, es alcanzar el millón de visitantes en un futuro próximo. Y para ello hay que sentar las bases para poder recibir a nuevas navieras, así como a barcos nuevos y más modernos.

La ampliación servirá para colocar a La Luz como puerto base para muchos cruceristas, con lo que eso supone, ya que el gasto durante la estancia es mucho mayor cuando los turistas inician y concluyen sus travesías que cuando solo hacen escala.

En los puertos base se estima que los pasajeros gastan una media de 250 euros al día, frente a los 62,5 euros de los pasajeros que solo están de paso.

El cajón de hormigón coloca- do ayer, que lleva la denominación Tenerife, es el último de los cinco que se han situado como base en la prolongación del muelle más próximo a tierra. De esta forma, el puerto contará con 160 metros más de longitud para el atraque, que se suma a los 421 metros ya existentes.

Cada una de estas piezas de hormigón mide 39,4 metros de longitud, por los 8,25 metros de manga, con un peso de casi 2.300 toneladas. Si bien los que se colocaron en el otro dique naciente tenían una manga ligeramente mayor, con 10,6 metros.

La obra que se realiza en el otro muelle, paralelo a este y más alejado del parque de Santa Catalina, permitirá también extender el dique 45 metros. Para ello solo hubo que usar dos cajones, que vienen a sumarse a los 180 metros que existían con anterioridad.

Con la colocación de esta última pieza finalizan las dos primeras fases de la obra. Es decir, el 65 % de la ampliación del muelle. Si todo marcha como está previsto, el muelle de poniente comenzará a a estar operativo en septiembre mientras que el de naciente entrará en servicio en octubre, cuando arranque la temporada de invierno de cruceros.

El primero de estos cajones se reubicó el 19 de junio en el muelle naciente, llevando por nombre Gran Canaria. Luego lo seguiría Fuerteventura, y más tarde, ya en el muelle poniente, irían Lanzarote, El Hierro, La Palma y La Gomera, hasta que se ha posicionado dentro del mar este nuevo, que lleva por nombre Tenerife.

Las obras de prolongación de Santa Catalina comenzaron en mayo, cuando desde Tarragona se trasladó la cajonera hasta el puerto de La Luz, donde se han construido los bloques.

A partir de ahora, la empresa contratada deberá seguir trabajando en el acondicionamiento del muelle y en el asfaltado, además de la colocación de las medidas de protección y y de seguridad que permitan el atraque de los grandes barcos de placer, como ha sido el caso en los últimos meses del Queen Mary 2 y hasta del portaaeronaves Juan Carlos I.

El Puerto deberá trabajar a partir de ahora en la ampliación de la terminal para los equipajes.