Hasta hace no demasiado, los únicos bares o restaurantes de Las Canteras a los que podíamos optar los que quisiéramos disfrutar, ya no sólo de la playa en sí, sino también de la avenida sentándonos en una terraza a tomar algo y deleitándonos con el ambientillo, eran aquellos por todos conocidos como "de toda la vida".

Estos negocios, verdaderas instituciones ya en el entorno playero, eran, y siguen siendo, locales de mobiliario ajado, casi siempre oscuro y desde luego bastante deteriorado, con camareros hastiados, de trato descortés, o al menos poco profesional, en muchos casos, y que por preparación de cócteles entendían servirte un leche y leche o mezclarte agua fría con agua del tiempo. Establecimientos, en definitiva, con más solera que mérito.

Sin embargo, hace unos pocos años empezaron a proliferar los negocios con algo más de encanto, bares y restaurantes con personalidad propia, decoración moderna y de buen gusto, personal amable e incluso, sello de identidad, en algunos casos, que rápidamente se hicieron un hueco en la vida de la playa, ganándoles a los de siempre gran parte de la clientela con incuestionable elegancia y savoir faire.

De esta forma, Las Canteras, una playa que nada tiene que envidiar a otras playas urbanas del resto del planeta, empezó a parecerse a éstas al hacer su aparición bares de copas con música en directo, que sirven mojitos y gin-tonics y que se llenan de bulliciosa y animada gente joven, o incluso no tan joven, desde las cinco de la tarde y hasta mucho después de la puesta del sol.

No obstante, la ordenanza que obligaba a los establecimientos a unificar su criterio a la hora de elegir el mobiliario de las terrazas, en teoría para lograr así una mejoría estética en la avenida, ha impedido, hasta ahora, que los propietarios de estos nuevos negocios tuviesen libertad a la hora de decorar sus establecimientos de forma más innovadora, con sofás, pufs, doseles, cortinas o cojines, como tantos bares playeros que escogieron el tan de moda ambiente chill out de velas y música suave para invitar a sus clientes a relajarse, mientras saborean algún cóctel y disfrutan del ambiente alegre y distendido que ofrece cualquier playa del mundo.

Afortunadamente, parece ser que, por fin, este requisito ha quedado obsoleto, y que en adelante las terrazas de Las Canteras podrán elegir el estilo de su decoración sin imposiciones absurdas que vayan, además, en detrimento de su negocio y del bienestar de su clientela. A ver si a raíz de este cambio empiezan a llegar nuevos aires a la avenida, que buena falta nos hace, y dejamos de ver cada día los mismos manteles frutales, las mismas mesas metálicas y las mismas sillas incómodas.