El supuesto narcotraficante Rafael Bornia era el "amo" de la operación que pretendía introducir 1.500 kilos de cocaína en Canarias y que concluyó con su detención en noviembre de 2010 tras interceptar la policía dos maletas procedentes de Caracas con 42,5 kilos de cocaína en el aeropuerto de Tenerife Norte.

Así lo ha asegurado ante la Audiencia de Las Palmas el agente infiltrado en la operación e identificado para tal fin como José Luis Fernández Gómez, en la segunda sesión del juicio que se sigue contra Bornia y otros tres acusados, detenidos en la operación.

El policía infiltrado ha explicado que las dos maletas formaban parte de un primer envío que se efectuó porque Bornia necesitaba liquidez para continuar con la operación, pues en esos momentos gozaba del tercer grado por una condena de 12 años de prisión que cumplía en Barcelona por tráfico de droga.

Los proveedores sudamericanos de la droga necesitaban además una garantía de que la operación se podía llevar a cabo, dada su situación penal, ha indicado el agente, quien ha afirmado que la operación la preparaban Bornia y el acusado Juan Espino Cruz, y que en los "mensajes queda patente que la iniciativa siempre la llevaban ellos".

El policía infiltrado ha explicado que conoció a través de una comunicación de la agencia DEA que el acusado Juan Espino, conocido por el "Trota" y residente en Canarias, preparaba una operación a gran escala y buscaba infraestructura para hacer llegar la droga desde sudamérica a las islas.

Asimismo, ha dicho que puso en conocimiento del grupo Greco de Canarias, perteneciente a la Unidad Central de Drogas y Crimen Organizado, la información que le fue dada por la DEA y que, a raíz de ahí, mantuvo una primera reunión con Juan Espino en San Felipe, en Gran Canaria, en febrero o marzo de 2010, no en enero como aseguran los acusados.

Según ha declarado el agente, la siguiente reunión con Espino tuvo lugar en abril en Madrid, donde conoció a Bornia y donde supo que la operación que preparaban tenía como fin introducir 1.500 kilos de cocaína procedente de sus contactos en sudamérica, y que la intención primera era transportar la droga en un velero.

Sobre la implicación de los acusados Ángel Brito Santos y Domingo Gabriel Rodríguez Luis, frente a lo declarado por los otros dos procesados, tanto el agente infiltrado como el responsable del grupo Greco en Las Palmas han afirmado al tribunal que conocían la operación.

Según el agente infiltrado, Brito llegó a proponer unas naves que tenía en la isla para hacer el trasvase de la droga, una vez que llegara a Tenerife, aunque Espino desechó esta propuesta porque prefería que se hiciera en un lugar público, como finalmente ocurrió.

El responsable del Grego, en relación a Rodríguez Luis, ha dicho que era quien se debía hacer cargo de la maleta cuyo contenido se iba a distribuir en Tenerife, donde era un "histórico" en asuntos de tráfico de droga, y que además se iba a hacer cargo de entregar el dinero al "secretario colombiano".

Los acusados se enfrentan a 30 años de prisión y al pago de 11 millones de euros por un delito contra la salud pública, según la pena que reclama el fiscal antidroga, Javier García Cabañas, quien para Bornia pide que se considere la circunstancia agravante de reincidencia.

El juicio continuará mañana con la declaración de otros policías que intervinieron en la causa.