"La historia ocurrió en un pueblo del sureste durante un duelo al filo de la madrugada. Los poquitos que quedaban con el finado oyeron un ruido como el cascabel de una cabra. Cada vez el ruido era más cercano y se asomaron a la puerta. Cuando la abrieron vieron a una cabra por mitad de la calle con un cencerro arrastrando una banqueta". José Ortega, micrófono en mano, mantenía ayer en el Edificio Miller a la concurrencia expectante durante las Primeras Jornadas Conmemorativas a Mayores del Municipio, que se han celebrado esta semana en la capital con motivo de la celebración del Año Europeo del Envejecimiento Activo y de las Relaciones Intergeneracionales y que han sido organizadas por el Ayuntamiento de la capital. A sus 74 años, José forma parte del grupo Labrantes de la Palabra, un colectivo de mayores que ha rescatado sus recuerdos y sus historias de vida para pasearlos por colegios e institutos y todos aquellos lugares que quieran escuchar el sonido de la palabra.

La historia de José, un jubilado de la administración central, de Fela Guedes -quien también participó en el acto con otra historia aunque más picarona- y de los cerca de treinta mayores que participan en esta experiencia oral comenzó hace unos doce años en la Biblioteca Municipal de Arucas. Allí se les ocurrió rescatar la memoria de los mayores con un proyecto en que ellos escribían sus recuerdos. Sin embargo, algunos no sabían leer ni escribir, con lo que la memoria escrita pasó a ser oral. Como en los viejos tiempos.

Juan Antonio González, maestro, narrador y colaborador del grupo, explicó que el colectivo ha ido creciendo con el tiempo como el contenido de sus historias. Los componentes del grupo se atreven con sus propios recuerdos, con los cuentos tradicionales, con la adaptación de cuentos y hasta los romances. "Cada uno elige lo que quiere contar".

"De una anécdota que me ocurrió a mí o de alguna que me cuentan saco una historia. Fela, por ejemplo, es más polivalente", añadía José, que entró en el colectivo tras escuchar a Antonio López -coordinador del grupo- contar un cuento en el Club de Mayores. "Me gustó tanto que al acabar el acto, le busqué y me contó que podía participar en el grupo". Desde entonces dice "cuento historias que no son buenas, pero son originales", mientras apunta que con 14 años ya había leído la Iliada.

Labrantes de la Palabra ha recorrido en estos años varios municipios e islas del Archipiélago con sus historias. E incluso ha participado en un encuentro de cuentacuentos en Guadalajara.

Desde hace dos años colaboran con seis colegios de la zona norte trabajando la oralidad en el aula con el proyecto El Círculo de la Palabra. Los mayores buscan un tema y hacen que los chicos investiguen entre sus familias cómo eran, por ejemplo, las romerías o cómo se conocieron sus padres. El juego permite a los chicos descubrir cómo se vivía unos años atrás y romper timideces al convertirse en narradores por unos minutos. También convivir por unas horas con los mayores. José apunta que la experiencia con los escolares "es muy enriquecedora" a pesar de que la mayoría de ellos tiene nietos con los que comparten buenos ratos. Y destaca que el contacto les permite ver a todos "cómo ha cambiado el mundo".

La experiencia es para adultos y jóvenes puro aprendizaje. "Los mayores ven que tienen aún muchas cosas que aportar. Y los jóvenes ven otra imagen distinta de estos", subraya González.

José tiene a los adultos de su edad embelesados. En su historia ya ha recorrido el sur de la isla, han aparecido un gallo y dos jóvenes en edad casadera que casualmente se acaban de encontrar en la romería de Arucas. "Entonces en las romerías había feria de ganado y los chiringuitos se llamaban ventorrillos", continúa. José añade una dosis de intriga y luego otra de suspense para dar más empaque al camino que emprende la joven pareja de vuelta a casa. Aún así la historia promete un final feliz. Quien quiera conocerlo puede acercarse los viernes, de seis a ocho de la tarde, a la Casa de a Cultura de Arucas, donde los labrantes se juntan para contar éstas y otras historias. También puede llevar la suya.