3. El reglamento de la Policía Local. El Reglamento de la Policía Local será una herramienta que cumplirá un doble objetivo: cumplir con el mandato legal que obligaba a su aprobación desde hace ya varios años, y dotar a este importante cuerpo de empleados municipales de unas reglas claras de funcionamiento y de derechos y obligaciones de sus miembros. Pero, claro está, no puede ser una herramienta para la consolidación de un status quo absolutamente insostenible en los tiempos que corren. No puede ser, por ejemplo, que por trabajar un solo día festivo del año se adquiera el derecho a unas vacaciones extras de quince días, sí, han leído bien, no es una errata: quince días. Y no puede ser que los policías que trabajan en horario nocturno, además de cobrar un plus, tengan tantos días libres, que les computan como de trabajo, como días de trabajo nocturno realizan. Es decir, es como si al personal administrativo, con el horario ordinario, del Ayuntamiento, los sábados y domingos, que no trabajan, se les contara como días de trabajo, a los efectos del cómputo de su jornada laboral anual, de obligado cumplimiento para todos los empleados públicos.

La propuesta de Reglamento que se está negociando garantiza a los policías locales una retribución superior a la que perciben sus compañeros de la administración local, porque es de justicia, porque su trabajo es peligroso y porque tienen una disponibilidad en cuanto al cumplimiento de horarios (tiene que haber policías trabajando las 24 horas del día, todos los días del año) nada comparable con la mayoría del resto de sus compañeros? pero eso no justifica privilegios ni condiciones de trabajo claramente discriminatorias.

Mientras todo este proceso se ha ido desarrollando, en los últimos días hemos sido testigos de varios focos de coacción y violencia por parte de algunos representantes sindicales y miembros de la Policía Local y los bomberos. Mientras mantenían una actitud reaccionaria sin sustento, paralelamente debatían y respaldaban iniciativas y así ocurrió con la aprobación de la implantación del sistema de gestión del tiempo de trabajo, más conocido como Giho, para medir el tiempo de trabajo de los empleados; o la implantación de la jornada de 37,5 horas de trabajo semanal, incluso en verano, obligatorio por aplicación de la ley y negociada también y acordada con los sindicatos, o la mejora de las condiciones de cobertura en casos de Incapacidad Transitoria (IT) a propuesta de la Administración, igualmente negociado y acordado con los representantes de los trabajadores municipales en los términos fijados por la ley.

Sin embargo, en otros aspectos en los que no ha existido acuerdo, el gobierno municipal siempre ha mantenido sus puertas abiertas para la negociación y el debate y consenso. Así lo hicimos con la aprobación del Plan de Ordenación de los Recursos Humanos del Ayuntamiento, que planifica la resolución de muchas cuestiones pendientes como la ya explicada RPT y la consolidación del personal temporal. Tras varias convocatorias de la mesa de negociación, el resultado fue siempre el mismo, la incomparecencia de los sindicatos. En otra ocasión, para la redacción de los criterios generales para la elaboración de la RPT, no solo se negoció, sino que la Administración admitió todas y cada una de las propuestas de los sindicatos ? pero finalmente éstos decidieron no aprobar el documento. Estos son hechos: ahí están las actas. Me pregunto ¿esa es la actitud correcta para el diálogo y el consenso?

Mediante el diálogo y la negociación los trabajadores, a través de sus representantes, podrán obtener algunas de sus reivindicaciones. Sí, algunas: se acabaron los tiempos del todo o nada. Con la violencia, la amenaza y la coerción no se obtendrá nada, absolutamente nada, incluso aunque fuese justo lo que se demanda: las formas no democráticas deslegitiman y destruyen cualquier posibilidad de éxito.

Este gobierno tiene clara cuál es su política a seguir en materia de personal. El mantenimiento de los puestos de trabajo; la ordenación de los recursos humanos de los que dispone y la consolidación del empleado público y, todo ello, dentro de una estructura organizativa, moderna, real y equitativa como requiere nuestro Ayuntamiento y como demanda nuestra ciudad. Lo siento por quien no apueste por ese sistema de relaciones laborales organizado, legal y obligatorio, ya que es el deseo y la esperanza de muchos. Apelamos a la sensatez y por lo tanto, permaneceremos abiertos al diálogo, el debate y el consenso, principios básicos para el establecimiento de cualquier proceso democrático.