Los trabajadores de Emalsa aplaudieron ayer la decisión del alcalde de la capital grancanaria, Juan José Cardona, de bloquear el adelanto de dos millones solicitado por los dos socios privados, correspondiente al dinero que tienen previsto recibir en 2013 por el servicio de management fee. "No hay ninguna razón por la que se le tenga que adelantar ese dinero. Si hay un contrato firmado que establece que se pague anualmente, no entendemos porqué pretenden ahora que se anticipe", señalaron fuentes del comité de empresa, que aseguraron que el asunto no se ha llevado al consejo de administración.

Los trabajadores valoraron muy positivamente la actuación de Cardona en el último consejo de administración y ahora están pendientes de que la directora general de la empresa, Mercedes Fernández-Couto Gómez les facilite los datos al comité de empresa sobre el desglose de las cuentas de Emalsa.

"El alcalde hizo un gran trabajo en el último consejo de administración", señalaron las fuentes, quienes pidieron a Cardona que extienda el informe adicional que ha encargado a las facturas de todas las empresas a las que Emalsa les contrata obras y servicios. "No entendemos", añadieron los trabajadores, "que la auditoría encargada se limite a los contratos de Emalsa con Sercanarias", la empresa, perteneciente a partes iguales a los socios privados de Emalsa, Saur y Sacyr-Valoriza.

Otras filiales

Aunque reconocieron que Emalsa le contrata servicios a Sercanarias por una cantidad que supera los seis millones de euros anuales, los trabajadores reclaman que se aclaren todas las facturas de los servicios adjudicados a otras filiales y empresas asociadas de Saur y Sacyr, para averiguar si los precios fueron inflados y si las obras contratadas se realizaron.

Los trabajadores quieren que la fiscalización de las facturas se extiendan a otras filiales de Saur y Sacyr Vallehermoso, como Gestagua, Valoriza, Sadyt e Idagua, entre otras. Representantes del comité de empresa criticaron además el gran contraste que existe entre los recortes salariales y en las condiciones laborales que quiere imponer Emalsa y la "alegría" con la que se despilfarra el dinero de la empresa en el contrato de alquiler de la sede de Emalsa, cuyo pago le cuesta al año a la compañía 900.000 euros.