Había que guiñar los ojos y ponerse la mano de visera en la plaza de La Puntilla para intentar ver ayer algunos de los nueve atraques sobre boyas que el Ayuntamiento inauguró ayer en el litoral que va desde Las Canteras a El Confital. El fuerte reboso de la mar impidió, como era intención de los organizadores municipales, embarcar a los ciudadanos y acercarlos hasta el nuevo fondeadero que quedó inaugurado, en la distancia, de forma oficial.

Sólo un yate de la ULPGC se atrevió ayer a desafiar el oleaje y llegarse hasta una de las nueve boyas repartidas entre el Confital y Las Canteras. La primera de esas boyas está a la altura del hotel Reina Isabel y la segunda, a la altura del hotel Cristina, pero siempre por detrás de La Barra. El resto se desperdigan entre La Puntilla y la zona llamada Soco del Confital. Ayer sólo eran visibles en el horizonte cuando el embate de las olas las levantaban de la superficie. Eso fue todo lo que pudo ver el público del nuevo fondeadero. Sin embargo, eso no desanimó al Ayuntamiento de organizar una gran fiesta deportiva y lúdica con epicentro en la plaza de La Puntilla.

Un mercadillo solidario y varios talleres para niños ocupaban la plaza a la que se acercaron numerosos vecinos atraídos por el sol y la agradable temperatura de 25 grados de tierra firme en claro contraste con la furia del mar. En la arena de la playa un grupo de monitores enseñaba a los menores juegos en grupo para socializarse y perder la vergüenza mientras los mayores aprendían a montar en kayak, paddle surf o submarinismo.

Todo parecía indicar que sería una tranquila jornada dominical hasta que los pitos y tambores desembarcaron en La Puntilla. Primero fue un grupo de policías locales fuera de servicio los que aguaron la fiesta a la concejal de Ciudad de Mar, Mimi González, que tuvo que optar por irse de La Puntilla para que la protesta no estorbara a las actividades lúdicas. Por si eran pocos en el coro protestante, una quincena de vecinos y ecologistas se sumó a la escandalera denunciando que las nuevas boyas no está autorizadas por Costas y que, además, rompen una de las olas más apreciadas de Europa en la zona conocida como Los Surfing, en El Confital.