Patricia estaba en el colegio cuando recibió un mensaje de whatsapp de su madre. La pequeña de 13 años se atrevió a mirar el móvil pese a estar en clase y allí solo encontró una palabra: "Absuelto". Ella intuía que era un día importante, porque sabía que se iba a leer la sentencia del caso kárate, ese procedimiento en el que su madre, María Rosa Díaz-Betrana, había trabajado tanto durante más de tres años y del que tanto había escuchado hablar en los medios de comunicación. Patricia, que en aquel momento dudaba, preguntó a sus compañeros si "absuelto significaba en libertad". Le contestaron que sí. Ella interrumpió la clase con un grito de alegría y su madre recibió un mensaje de enhorabuena que le pintó una sonrisa en su rostro.

El mismo whatsapp le envío a su marido y a su hijo de 16 años, los dos llamados Santiago. "Todos me felicitaron, pero lo que me llamó la atención fue que me contestasen mis dos hijos porque ambos estaban en clase", aseguró ayer a este periódico muy contenta por haber logrado la única absolución del mayor caso de pederastia juzgado en España y el que ha concluido con la condena más abultada de la historia judicial canaria, 576 años de prisión en total para tres de los cuatro procesados. 302 años para Fernando Torres Baena, 148 para María José González Peña y 126 para Ivonne González Herrera (126).

Su cliente, Juan Luis Benítez Cárdenes, se enfrentaba a una pena de prisión solicitada por el Ministerio Fiscal de 20 años y era el único que desde el inicio de la vista oral se encontraba en libertad provisional.

Mientras su abogada enviaba los mensajes a sus familiares, él se derrumbaba en el banquillo y rompía a llorar, liberando la tensión y el miedo acumulado durante los últimos tres años. "Juan Luis tenía una espada de Damocles sobre su cabeza y, desde que el caso se hizo público, su situación laboral, social y mediática se hizo insufrible", destaca su abogada.

Cuando apareció su nombre en los medios de comunicación y se le relacionó con el Gimnasio Torres Baena, "perdió sus trabajos como profesor de kárate, nadie lo quería contratar", recuerda.

El impacto mediático que ha tenido el caso es una de las características que más ha llamado la atención de Díaz-Bertrana y que ha dejado un sinnúmero de anécdotas. La primera de ellas se refiere a cómo conoció lo que se ventilaba en el Juzgado de Instrucción número 7 de Las Palmas de Gran Canaria. "Me enteré cuando estaba de viaje en Londres. Las actuaciones estaban secretas y vi lo que pasaba a través del canal Internacional".

Al regresar a la Isla un compañero le pidió que llevase la defensa de Benítez Cárdenes y del hermano de González Herrera, que no fue procesado. "Las filtraciones eran constantes y la presión mediática, brutal", asegura. "Acudíamos al interrogatorio de testigos y nos enterábamos al día siguiente de su nombre en los periódicos".

Una de las noticias adelantadas por los medios que nunca se borrará de su memoria ocurrió el fin de semana antes del registro del chalé que Torres Baena tenía en Vargas (Vecindario).

"Me llamó Pino López [abogada González Herrera] para pedirme que el lunes la sustituyera en una diligencia porque, por motivos de trabajo, estaba en Fuerteventura. A ella le habían comunicado que el lunes teníamos que estar en el juzgado a primera hora con ropa y calzado deportivo. Yo fui al juzgado para saber a dónde íbamos pero no me lo dijeron porque la causa estaba secreta. Pues bien, al día siguiente, sábado, me llamó Pino y me dijo: "¡María Rosa, ya sé a dónde vas el lunes: al chalé de Vargas. Está en la portada del periódico LA PROVINCIA!".

La vivienda de Torres Baena era utilizada, según recoge el fallo judicial leído ayer en vista pública, para desarrollar "auténticas orgías sexuales donde los menores no solo se debían prestar a cualquier tipo de actividad sexual con Fernando Torres Baena, sino que eran inducidos a mantener las mismas prácticas con cualesquiera otros de los alumnos menores asistentes".

Díaz-Bertrana recuerda que al llegar al chalé y ver la ingente cantidad de cámaras y periodistas allí desplegados se dio cuenta de que tendría que acostumbrarse a los medios y que, "a veces eran más importantes que nosotros, porque lo sabían todo antes", critica.

La abogada asegura que durante los tres años que ha durado el procedimiento ha recibido llamadas de medios de comunicación de fuera de España y que haber logrado la absolución de Benítez Cárdenes le abre las puertas a nuevos clientes. "Es cierto que este veredicto ayudará a traer gente al despacho, pero también es fruto del trabajo que he realizado durante los últimos 25 años", comenta.

Asimismo, Díaz-Bertrana no puede olvidarse de sus compañeros de defensa. "Si alguien me preguntara a quién le dedicaría la victoria, sería a ellos, porque se han dejado la piel en cada interrogatorio, y les ha tocado bailar con la más fea. Sé que nadie sería capaz de asumir la defensa como ellos lo han hecho; siempre de manera impecable".

El final de la lectura del fallo judicial no supuso la conclusión del pasado viernes. Díaz-Bertrana salió disparada a otro juicio en busca de más mensajes de whatsapp.